lunes, 30 de enero de 2023

Arthur Miller a José Pulido: No hay nada nuevo que pueda decir sobre Marilyn

 

Fotografía de Sam Shaw. 1957

Estimados Liponautas

Hoy compartimos la entrevista que le hizo nuestro amigo José Pulido a Arthur Miller, dramaturgo estadounidense egocéntrico e inseguro, quizá mas conocido aquí gracias a Marilyn Monroe. Miller es un escritor importante y políticamente comprometido aunque poco comprometido humanísticamente o moralmente. Son muy conocidas las pobre valoraciones de él acerca de su exmujer Marilyn Monroe, solo basta leer su autobiografía o ver su obra Después de la caída (After the Fall) , pero mucho menos conocido es la forma como relegó a su hijo Daniel, que sufre de sindrome de Down, a una institución y al que Miller solo se acercó e incluyó en su testamento apenas dos años antes de su muerte.

Inge Morath conoció a Miller durante el rodaje de la película The Misfits. Arthur Miller y Marilyn Monroe se divorciaron en enero de 1961. A principios de 1962 Miller e Inge Morath se casan, el 4 de agosto muere Marilyn Monroe y el 15 de septiembre nace su hija Rebeccarealizadora cinematográfica, guionista, escritora, actriz y esposa del actor Daniel Day-LewisDaniel es casualmente es tocayo del hermano de Rebecca Miller

Es muy curioso e indignante como Arthur Miller e Inge Morath trataron a su hijo Daniel y eso nos hace pensar nuevamente en lo importante que es la coherencia entre nuestro discurso y nuestras acciones.

Ahora disfruten de la entrevista hecha por el poeta José Pulido.

Atentamente

La Gerencia.


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Arthur Miller: No hay nada nuevo que pueda decir sobre Marilyn

Una entrevistade José Pulido



Esta entrevista la hice en los años ochenta. Ya la conocen, pero por si hay quién no la haya leído, la pongo otra vez. Tomé prestada esta foto porque aparece Inge con su cámara. Es del fotógrafo Alfred Eisenstaedt / Time & Life Pictures / Getty Image


Fotografía de Sam Shaw. 1957


Arthur Miller:

ESCRIBO PARA INTEGRAR MI VERDAD EN 150 PÁGINAS



-Parece música –dice Arthur Miller, y sube la cabeza para oír mejor el tintineo de un carrito de helados, empujado por el heladero que sube la cuesta cercana a la residencia del embajador norteamericano William Luer.

Se abstrae unos segundos y luego responde a una pregunta: “Me ha impresionado mucho la idea de un festival de teatro en Venezuela. Espero completar mi impulso teatral, aprender más sobre el teatro venezolano. Me sorprende esto, no es muy normal que un país tenga 14 o 15 agrupaciones teatrales profesionales”.


Arthur Miller y su esposa Inge Moranth. 1975. Fotografía de Alfred Eisenstaedt / Time & Life Pictures / Getty Image


Está sentado en un mueble de hierro pintado de blanco; a cierta distancia hay una dama de ojos azules pequeños y cabello corto que le observa con atención: es su esposa, la fotógrafa de la revista Life, Ingeber Morath


Arthur Miller y su esposa Inge Moranth en una clásica y machista pose.


Miller es un hombre muy alto, fuerte, de manos grandes y tostadas, con uñas tiesas. Parece más bien un actor retirado que en alguna ocasión hizo de Tarzán. Es enteramente juvenil en sus expresiones, humorista a ratos, irónico siempre y por instantes parece cansado de repetir cosas.  

- La cultura convertida en industria, en venta masiva, ¿ha modificado su obra?

Miller medita la pregunta y responde después de un “ah”, con cadencia de suspiro: “Yo no creo realmente que vaya a cambiar la manera de escribir, que eche a un saco obras teatrales porque son representadas en otros países y otros idiomas. Mis obras son mi reacción ante la sociedad norteamericana, donde vivo y trabajo. Y me gusta saber cómo sonará lo que escribo cuando se presenta en otra parte; esto no cambia en sí lo que escribo, tal vez me dé una perspectiva más amplia y menos provincial...

VANGUARDIA

Está presente la interrogante respecto al teatro de vanguardia. Una mata de malanga cuelga detrás del autor y cuando el viento sopla fuerte las hojas le tocan un hombro. Se vuelve creyendo que es alguien. Sonríe a la mata de malanga y como hablando con ella dice: “Oh no, no... estas ideas de retaguardia y vanguardia ya no son de interés hoy en día. Mire: en 1960 había una explosión maravillosa de eso, pero con poco drama y lo que yo creo es que los artistas de teatro redescubrían los principios del teatro. Ni siquiera necesitaban dramaturgos; la misma idea de ser dramaturgo era reaccionaria... pero con el tiempo eso pasó a ser aburrido, ya el público podía predecir lo que iba a ver, y volvió a pedir que regresarán los dramaturgos y los sorprendiera.  En realidad, nunca lo tomé como un antagonismo hacia mí, sino como un redescubrimiento. Era una tontería, una falta de sentido”.

Señala que los actores se liberaron en esa etapa y se convirtieron en mejores actores, pero deseando que retornaran los dramaturgos, para liberarse de la responsabilidad de escribir dramas.

Eso tuvo también, a su juicio, un origen político porque la gente comenzó a creer que cuando se dice mucho se miente; que se dicen mentiras cuando se organiza un discurso.

 “Yo creo que hoy en día –agrega con una leve sonrisa, donde una pieza dental muestra una brizna dorada- nos damos cuenta de que se puede mentir al bailar o en cualquier otra actividad, que no se necesita el lenguaje para decir mentiras. La cuestión es, si se tiene talento o si no se tiene”.

 “¿Experimentar?”, repite la pregunta, y contesta: “Lo experimental no es en sí hacer algo que no lo haya hecho antes otro, sino conocer lo más posible la realidad histórica, tal como la ve el artista. Experimentar por experimentar, sin conseguir nada con ello, lo considero negativo. Entiendo lo experimental que trata de comprender lo que está ocurriendo”.

Toca con un dedo su reloj de acero inoxidable, tal vez deseando adivinar la hora. Siente como deseos de realizar una actividad física y no estar allí sentado. “Un gesto espectacular simplemente lo pueden hacer hasta una ama de casa o un viejo tonto”, explica con voz determinante.

Una dama que está cerca y es norteamericana se molesta y le dice “injusto”.

-Señora, usted me entiende... –dice Miller, como disculpándose, sin hacerlo realmente.

-Hay quienes consideran más importantes “Las brujas de Salem” que el resto de sus obras... –se le hace la interrupción para que no le caigan encima las amas de casa.

-Yo no tengo ninguna objeción respecto a que alguien considere una obra mía más importante que otra. A veces el público prefiere unas y yo las otras- comenta. Le gusta hacer frases con viceversas.

-¿El  hecho de que hoy se encuentre en esta embajada indica que ha cambiado la política norteamericana o que ha cambiado Arthur Miller?

-¡Bof! –exclama Miller

-¿Qué significa bof?-

Él no lo aclara, pero expresa: 

-Ambos hemos cambiado (no sé si realmente eso es verdad) pero puedo decir que yo sí he cambiado, cada hora, cada mes, cada año, si no fuera así estaría muerto:  hay que cambiar.

Su esposa Morath dice que Miller está escribiendo una pieza, “pero no tiene título”.  Es un comentario aparte, de ella, pero él habla sobre su trabajo en términos categóricos.

-Yo escribo muy pocas obras de teatro. Me la paso escribiendo y tirando textos a la basura. Siento la necesidad de llegar al público, a mi público, con una imagen diáfana, clara, de lo que soy en un momento dado.  ¿Autobiográfico? ¿Quién no lo es? Yo no escribo para perfeccionar un estilo sino para tratar de integrar totalmente mi verdad en 150 páginas.

Tratando de aclarar algo dicho sobre el vanguardismo, apuntó: “Respeto el trabajo bien hecho, siempre tratando de proteger las altas normas del profesionalismo de teatro. Creo que un autor es peor actor que un actor y viceversa. La cuestión es eficiencia, eso es lo que realmente se requiere”.

-¿Quién es el mejor dramaturgo? 

Miller dice a eso: “Desde 1890 para acá los buenos dramaturgos se pueden contar con los dedos, con cuatro dedos de una mano; eso refleja lo difícil que es el arte. El dramaturgo debe ser agresivo escribiendo, pasivo en la parte que tiene de poeta; debe ser sensual, manager, administrador, sentir los gestos, estar inmerso en la literatura... Sería una imposibilidad estadística ¿verdad?”.

 “Hay poetas sin escena, escena sin poeta: hombres de grandes ideas que no pueden escribir un cuento, cuentistas sin ideas. Ser dramaturgo es como ser un Cadillac bien grande, que necesita poquísima gasolina”, comenta luego.

-Nosotros no trabajamos juntos: cada quien por su parte... Arthur se levanta muy temprano y trabaja toda la mañana –habla su esposa.



-¿Le molesta que en todas partes estén preguntándole a Miller sobre Marilyn?

-No... no me molesta. La conocí a ella antes de que Arthur. La fotografié: era una mujer fantástica.


Marilyn Monroe. Fotografía de Inge Moranth.


Lo dice con sinceridad. Aclara que se casó con Miller después de morir Marilyn.

-¿Usted no es fantástica?

-Cada una tiene una cosa distinta- susurra Ingebor Morath, con un libro de fotografías en la mano.


Miller explica: 

-No hay nada nuevo que pueda decir sobre Marilyn y como no quiero aburrir, mejor será no decir nada.

Arthur Miller entrevistado sobre Marilyn Monroe en 1987


Respecto a los autores soviéticos, aquellos que son considerados disidentes, explica: “Muchos talentos se han ido de la URSS a Europa y Estados Unidos. Es la emigración más grande de la historia intelectual. ¿Cuál va a ser su impacto en la literatura norteamericana? no lo sé; allá no es popular la literatura disidente. Sólo lo es para las personas interesadas en la Unión Soviética”.


Marilyn Monroe y Arthur Miller. 1960. Fotografía de Inge Moranth. Imagen tomada de WMagazine.


Dijo “Soviet Union”, y alzó la cabeza, creyendo que volvía el carro de helados con su música.

Señala: “La gente siempre comenta que el teatro norteamericano está en crisis”. 

Desde que comenzó a escribir ha oído eso. Luego dijeron que Tennessee Williams y él habían salvado al teatro. “Pero a los cinco años se olvidaron de esa salvación”.

Arthur Miller e Inge Morath con su hija Rebecca


La mala de malanga le tocó el hombro de nuevo. Eso le recordó que tenía que ir a almorzar y posteriormente a la Universidad Central de Venezuela, donde escucharía preguntas de estudiantes y público diverso.

Probablemente, preguntó a la traductora, cuando estaba alejado de la presión periodística:

-Esa planta tan insistente ¿cómo se llama?


Enlaces relacionados:


"LA INFANCIA DE TODOS SE ACABA"

Tres textos de Marilyn Monroe


QUERIDA NIÑA A LO MARILYN MONROE

Un poema de Gladys Ramos.


 

Marilyn, Yo diría que eres una adorable criatura.



MARILYN REPETIDA HASTA EL CANSANCIO.

Un poema de José Pulido.



MARILYN ENFERMA por José Pulido



"A veces creo que debí hacer más por Marilyn Monroe".

Una entrevista a John Huston


Carlos Ayesta, fotógrafo venezolano: La fotografía es la síntesis emocional de una situación vista a través de una cámara

Una entrevista de José Pulido






































































22/05/2024

sábado, 28 de enero de 2023

Las editoriales Cartoneras hacen Libros-objeto a bajo costo con conciencia ecológica


SOPORTES. Un envase de tetra pak o un trapo de cocina son elementos fundamentales para la creación de los libros artesanales. (Foto: Perla Miranda / El Universal )




Estimados Liponautas

Continuamos compartiendo viejas notas archivadas y hoy les regalamos esta entrada dedicada a la edición cartonera (una labor que particularmente ya habíamos hecho sin darle nombre alguno). Un método que favorece el reciclaje, la artesanía, la economía local y la economía del escritor y del lector, ya que les permite la publicación de sus obras a un costo menor que el de las editoriales tradicionales o convencionales. Este tipo de editoriales han florecido a todo lo lo largo y ancho de América y le ha permitido a los escritores y lectores poder acceder a libros, muchos personalizados,  sin maltratar mucho el bolsillo del escritor y del lector. 

Venezuela, es un país terriblemente golpeado por una crisis económica y política, que generó hambre y una migración de siete millones de venezolanos (el país tenía treinta millones de habitantes) y donde su gobierno ondea orgullosamente los ocho dólares de salario mínimo mensual que es el más bajo de Latinoamérica


EDILIO PEÑA: Cuando no hay posibilidades de comer, el cuerpo se vuelve una compañía inmerecida.


Eso hace  que el bajo precio de las ediciones cartoneras sea bastante relativo ya que el papel y el cartón incrementaron  su precio grandemente y eso convirtió la recolección de papel y cartón en una actividad mas rentable de lo que era antiguamente. En realidad la crisis ha promovido el reciclaje y la ventas de objetos usados o ventas de garage de una forma brutal. En otro tiempo en Venezuela tanto las labores de reciclaje como la ventas o compra de ciertos artículos usados no era chic, era visto mal socialmente hablando. Por ejemplo en la esfera familiar es común que entre sus miembros  lleguen a usar la ropa que a alguien ya no le queda, pero comprar ropa usada no era visto de buena manera. Pero con la crisis actual todas esas tontas restricciones sociales desaparecieron. Ahora todo puede ser vendido o comprado siempre y cuando esté en buen estado.

Aunque en Venezuela hay personas que prefieren editar sus libros en una empresa que roba a sus "trabajadores" como Amazon, existe en esta Tierra de Gracia una  alternativa editorial cartonera llamada Dirtsa Cartonera.



Ahora disfruten de esta vieja nota.


Atentamente


La Gerencia.


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Cartoneras: el arte del libro-objeto


La edición de autor y la conciencia ecológica han dado paso a la tendencia de crear libros artesanales que se ha popularizado desde Argentina a México

 

Lunes 29 de octubre de 2012


Yanet Aguilar Sosa | El Universal



yanet.aguilar@eluniversal.com.mx


Sin excepción, todos los libros cartoneros que se hacen en América Latina, desde Argentina hasta México, tienen elementos comunes: sus portadas están hechas de cartón reciclado y suelen estar pintadas a mano o con intervenciones; son ediciones pegadas, engrapadas o cosidas; sus páginas interiores son impresiones caseras o fotocopiadas; los tirajes son mínimos, si acaso superan los 20 ejemplares en su primera edición; pero ante todo son libros completamente artesanales y su aspecto físico es naturalmente tosco.

La historia reciente ha demostrado que producir libros artesanales es cosa sencilla, que es una manera de darle salida a la creación de jóvenes autores y al talento de diseñadores y artistas “sin nombre”. Las editoras cartoneras conjugan literatura, artes plásticas, propuestas jóvenes y conciencia ecológica.

La base principal de estos libros que son considerados arte objeto es el cartón reciclado de las cajas de huevo, detergente, sopa, pañales, servilletas, electrodomésticos y todos aquellos productos que se empaquetan. Es un material tan maleable, que tras su vida útil vuelve a cobrar vida convertido en tapas de libros. 

Desde 2003, cuando en Buenos Aires, Argentina, apareció la primera editorial cartonera del mundo, Eloísa Cartonera, la técnica y el deseo de confeccionar libros hechos a mano se regó por todo el continente e incluso fuera de él, han aparecido cartoneras en Chile, Perú, Paraguay, Bolivia, Uruguay, Madrid, Brasil, España, Mozambique y por supuesto México, donde hay más de 20 editoriales cartoneras, 100% artesanales. 

Una de ellas es 2.0.1.2 Editorial, que no es la cartonera más antigua ni la más desarrollada, pero sí es un proyecto artesanal urbano comandado por un jovencito de 28 años que es poeta, autor, diseñador, editor, impresor y promotor de sus propios libros; que antes, junto con Héctor Hernández Montesinos, sostuvo Santa Muerte Cartonera y que ahora ha logrado un catálogo de más de 16 libros y plaquettes. 


Libros-objeto a bajo costo


Yax Kin, el joven que ha ido conformando su propio taller en el departamento donde vive, en la colonia Narvarte, asegura que su propuesta nació “por la propia necesidad de hacer los libros pero también está el reto de la ciudad, cómo hacer libros artesanales en un ambiente urbano, esta es una editorial artesanal urbana”.

Sigue el mismo proceso de producción de todos los proyectos cartoneros que forman parte del movimiento artístico ecológico que se gestó hace casi una década en Argentina: recoge el cartón y lo recicla, diagrama, imprime y crea el libro de forma artesanal, plega las páginas, raya los lomos, las cose, les pega una tela de algodón y luego pega las pastas de cartón, y en varios les pone una sobre cubierta hecha a mano o con serigrafía. 

Son libros-objeto que nacen del reciclado de cartón que todo mundo tira. “En el proyecto se juntan varias cosas, es una apuesta editorial, además de una apuesta por una poesía nueva; apostamos por las nuevas escrituras, por textos más híbridos que mezclan poesía y prosa”. 

Cada libro que produce es diferente. Unos tienen las hojas azules, otros son voluminosos, otros de unas cuantas páginas, se guardan en envases de treta pak intervenidas por artistas; nunca hay una caja ni un libro igual; cada libro es algo particular, se trabaja con cada autor y al final se editan 10 o 20 ejemplares, luego los producen por demanda o para presentaciones y ferias de libros. 

“Pensamos el libro desde el soporte y el objeto, es un proceso artesanal y producimos poco, se mueve a través de las presentaciones, de las ferias del libro, llega a los lectores que están interesados en este tipo de apuestas”, señala Yax Kin, quien dejó la carrera de filosofía en la UNAM no sólo para escribir su poesía sino para emprender este proyecto, que, dice, no impulsan las instituciones.

Una de las prioridades de 2.0.1.2 Editorial es hacer libros económicos y accesibles a todos; parten del hecho que la inversión no es alta, de que en realidad los materiales los recogen y, aunque invierten mucho tiempo en cada libro, intentan dar precios razonables para que no se vuelva un producto elitista. 

“Hay que encontrar el balance para que no resulte un libro elitista porque eso pasa mucho con las editoriales artesanales, son muy bonitas pero terminan siendo para un grupo muy reducido que los puede adquirir; lo que buscamos es hacer libros y venderlos a un precio razonable de tal manera que el proyecto sea autosustentable, que lo que se gane se pueda seguir invirtiendo en seguir haciendo más libros”, afirma Yax Kin.

Así han publicado títulos como El sueño de Visnu de David Meza, El sol verde de Yazkin Melchy, La sed de los oráculos de Nicole Cecilia Delgado, RQIEM de Víctor Ibarra, Varaderos de la vida varia de Pauli Apóstoli y Mi país es un zombi, una antología de poesía sobre la violencia.

En ese trabajo de promoción y difusión de los materiales es muy importante internet; han confirmado que en esta labor se conjunta la artesanía con los medios electrónicos, allí salen las convocatorias para diseñadores y artistas gráficos, allí se establecen contactos pues una de las pretensiones de las cartoneras es hacer una literatura latinoamericana, también internet es un canal de difusión, suben todos sus contenidos porque creen en el Creative Commons y en el copyleft

Taller Leñateros, el colectivo editorial que de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en el que participan artistas mayas bajo la dirección de la poeta Ámbar Past, es un referente para muchos cartoneros y lo es para Yax Kin; ellos han demostrado que en los libros se puede utilizar el material que para otros son desechos. Yax Kin dice que “lo que para otros es basura para nosotros es material reutilizable”. 

Con esa conciencia han nacido varias cartoneras en el país y se han producido muchos libros. Ofrecen talleres a lo largo del año y cada encuentro es para refrendar las cosas que tienen en común. Desde hace dos años han participado en la Feria del Libro en el Zócalo, ayer concluyeron su presencia en ese espacio donde se encontraron 2.0.1.2 Editorial, La Verdura Cartonera, La Cartonera de Cuernavaca, Segus y Café con Leche, entre otras tantas editoriales pequeñitas. 

También participan en todas las ferias y festivales donde los convidan; el 2 de noviembre muchas cartoneras pondrán a la venta sus productos en la feria del libro artesanal independiente dentro del Festival de Poesía Subterráneo, en el Centro Cultural La Pirámide, que arranca el 28 de octubre, y luego se encontrarán en el festival de literatura expandida en el Museo Universitario del Chopo

Sin embargo, durante todo el año hay un lugar donde se encuentran sus libros al alcance del público, en lo que desde hace algunos años han denominado Espacio cartonero, que es un librero que se exhibe en la cafetería Global Cómic, en La Condesa donde hay libros cartoneros hechos en México y hechos en otros países. 

En México hay una fuerte presencia de cartoneros, destacan: La Cartonera, de Cuernavaca; La Ratona Cartonera, de Oaxaca; Mamá Dolores Cartonera, en Querétaro; La Regia Cartonera, en Monterrey; Kodama Cartonera, en Tijuana; Cohuiná Cartonera, en Chiapas; La Casamanita, en México; La Cleta Cartonera, en Puebla; y La Rueda Cartonera, en Guadalajara, entre muchas otras.

Todos los editores cartoneros han dado salida a sus expresiones literarias, al tiempo que hacen una labor ecológica, trabajan de manera independiente y buscan tener proyectos autosustentables; algunos persiguen fines sociales, por eso trabajan con niños indígenas, con muchachos de la calle o mujeres recluidas en cárceles.

La más antigua de las editoriales, Eloísa Cartonera, asegura que hacer un libro es cosa sencilla. Que si acaso se requiere compromiso con la ecología y un deseo de ofrecer una alternativa editorial ante el mercado editorial tan globalizado; lo hacen en pequeño, en sus casas o departamentos, ayudados con una impresora láser o de inyección de tinta, con una pequeña prensa, una segueta, resistol y, por supuesto, mucho cartón.


Tomado de El Universal.


Editions Dirtsa Cartonera - biennale du livre contemporain en milieu rural 2020
8 visualizaciones desde el 20 julio 2020 hasta el 28 de enero de 2023



viernes, 27 de enero de 2023

Víctor Hernández, inventor venezolano, crea instrumentos musicales electrónicos 'que no se tocan'

 

Víctor Hernández junto al percutrón y la arplana. 2016. Imagen tomada de la revista Todos adentro Nº 595.


Un venezolano crea una serie de extraños instrumentos 'que no se tocan' y da un giro futurista a la música tradicional de su país


Orlando Rangel

Publicado:

31 ene 2022 21:07 GMT


El trabajo de Víctor Hernández ha sido reconocido en Venezuela y premiado en el extranjero por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual.

Un venezolano crea una serie de extraños instrumentos 'que no se tocan' y da un giro futurista a la música tradicional de su país


Detalle de la 'Arplana', un arpa digital creada por Víctor Hernández, en Venezuela. Luthería Digital Ensamble

Víctor Hernández es un inventor venezolano que durante los últimos 20 años se ha dedicado a crear una diversidad de extraños y particulares instrumentos digitales para hacer música, que se pueden ejecutar con tecnología táctil e incluso sin siquiera tocarlos.


Este creador, licenciado en computación y técnico en electricidad, ha aprovechado estas habilidades para darle vida —junto a su familia— a la agrupación Luthería Digital Ensamble, en la que experimentan con ritmos tradicionales venezolanos y anglosajones,fusionados con estos innovadores instrumentos digitales, para recrear un estilo vanguardista.


Víctor comenta que desde niño, cuando vivía en su ciudad natal, Barinas —ubicada en los llanos de Venezuela— ha estado inmerso junto a su familia en la música. Así aprendió a tocar la guitarra, con la que participó en talleres de maestros como Alirio Díaz, Aquiles Báez, María Pina Roberti, entre otros.


De izquierda a derecha: Luisana Ortega Hernández, Víctor Hernández, Alfonso Camacaro Hernández y Luisa Liceth Hernández. Luthería Digital Ensamble


Gracias a su inventiva, en el año 2002 viajó a Bruselas para representar a Venezuela en la 51° edición de "Eureka" —la exhibición mundial de investigación y nuevas tecnologías— con su instrumento musical "Arpa Láser", con el que ganó la medalla de oro del evento y el premio a la "Mejor invención de un país en vías de desarrollo", que le fue otorgado por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI).


Para entonces, explica Víctor, el "Arpa Láser" era en un instrumento que se podía ejecutar sin tocarlo, pues utilizaba un sistema de rayos infrarrojos que detectaban la colocación y cercanía de las manos para cambiar las notas musicales. 


"Era un arpa con rayos láser, un prototipo didáctico con el que se podía hacer música pero tenía sus limitaciones", dice Víctor en entrevista con RT. El músico explica que ahora el instrumento lleva otro nombre y es sumamente versátil.


La Arplana


Víctor, que ahora reside en Valencia, una ciudad del centro-norte de Venezuela, cuenta que fue mejorando el prototipo inicial de la Arpa Láser hasta llegar al diseño actual, que desde 2014 se llama "Arplana", un instrumento fabricado a mano con madera de pino y que entre sus características tiene salida de audio estéreo, entrada de pedal de expresión y controles de parámetro en tiempo real con pantalla LCD.


"Actualmente es un arpa táctil, como funcionan las pantallas de los celulares, y guarda la similitud a un teclado pero sin teclas. Trabaja con varias escalas que se pueden modificar. Viene en escala diatónica, pero se puede cambiar a cromática o pentatónica. Además del sonido del arpa, se le pueden añadir o cambiar por otros y configurar al gusto".


La Arplana funciona con un sintetizador interno y cuenta con una salida de sonidos en formato midi, que se puede anexar a otros instrumentos que tengan sintetizadores o programas computarizados, y que actúan como emuladores.


Arplana, instrumento digital sin teclados que funciona con tecnología táctil y un programa computarizado. Luthería Digital Ensamble.

Víctor comenta que cuando decidió crear el arpa digital, lo hizo pensando en resaltar la venezolanidad, pues en su país este instrumento de cuerdas es protagonista de la llamada música llanera, uno de los géneros locales más extendidos.


"Nuestra familia, que viene de Barinas, ha tocado instrumentos siempre, desde pequeños, así como la música venezolana tradicional. Por eso, siempre he creído que hay que resaltar lo que uno sabe hacer y lo que es propio de la región de donde uno nace".


Los instrumentos que no se tocan


La inquietud de Víctor por crear en torno a la música lo ha llevado a diseñar varios prototipos de instrumentos y aplicaciones de síntesis de sonido para controlar los dispositivos digitales. Pero su trabajo no ha sido fácil, le tocó enfrentar las dificultades generadas por las sanciones extranjeras impuestas al país en la última década, la crisis económica y los problemas para conseguir repuestos y partes, que en su mayoría son de fabricación foránea.


Sin embargo, Víctor siguió creando y así como diseñó las arpas digitales, creó también el Percutrón, un instrumento de percusión con tecnología táctil que fabricó en 2015, el Palo de Lluvia digital (2011), un secuenciador analógico (2010), y dos prototipos de guitarras táctil —sin cuerdas— en 2007 y 2009. Con estas creaciones ganó, en 2015, la Mención Honorífica del Premio Nacional a la Inventiva Tecnológica Popular "Luis Zambrano", por el "Desarrollo de Instrumentos Musicales Digitales basados en Tecnología Táctil".


Percutrón, instrumento de percusión digital con tecnología táctil. Luthería Digital Ensamble


Además, también ha diseñado instrumentos que no se tocan. El primero lo hizo en 2004 y fue una batería de luz infrarroja que suena colocando las baquetas —sin tocar los 'tambores'— a una altura y lugar que detectan los sensores del aparato.


Luego, en 2012, creó el "Theremin Digital", inspirado en el original del físico y músico ruso Leon Theremin, inventado en 1920 y que es considerado como uno de los primeros instrumentos electrónicos que se controlan sin contacto físico. "El original funciona como una radio y registra la capacitancia entre la mano y la antena. Yo hice una recreación digital que funciona con luz infrarroja que emite energía y detecta el movimiento de las manos. Entonces, la cantidad de energía que regresa al aparato, por la cercanía o distancia de la mano, reproduce una nota musical. Además, lleva una luz azul que ayuda a ejecutar mejor el instrumento porque la infrarroja no se ve".


Theremin Digital creado por el venezolano Víctor HernándezLuthería Digital Ensamble


Además, el Theremin de Víctor tiene la particularidad de que reproduce un sonido en formato midi que no es continuo y va nota por nota. "Cada nota va bien afinada a la correspondiente altura de la mano y tiene la posibilidad de hacer acordes modales dependientes de la escala que se esté tocando".


Víctor sigue trabajando en perfeccionar sus instrumentos mientras espera que alguna empresa o institución pública se pueda interesar en producir y masificar sus creaciones a gran escala. "Espero en futuro cercano poder comercializarlos, obtener el apoyo del alguna institución o empresa. Sin embargo, si alguien se interesa en obtener uno de estos instrumentos puede contactarme".


¿Quiénes forman parte de la Luthería Digital Ensamble?

La misma pasión por diseñar estos innovadores instrumentos y su necesidad de ponerlos a prueba ha llevado a que la familia de Víctor los utilice en versiones de clásicos del rock, pop y música clásica, que se integran con los ritmos tradicionales venezolanos.


Así nace la Luthería Digital Ensamble, agrupación creada en 2017 e integrada por la hermana de Víctor, Luisa Liceth Hernández, ejecutante del cuatro y la voz, ganadora en 2004 del Primer Festival de la Siembra del Cuatro y con una amplia carrera en la que ha compartido con intérpretes y agrupaciones como Cecilia Todd, el Quinto Criollo, Raíces de Venezuela, entre otros.



Los otros dos integrantes son sobrinos de Víctor. Luisana Ortega Hernández, que toca piano, teclados y la Arplana, es Licenciada en Educación Musical, profesora del Conservatorio de Caracas, ejecutante y estudiante de varios instrumentos como el violín y el acordeón. El cuarto miembro es Alfonso Camacaro Hernández, un adolescente que comparte sus estudios de bachillerato con el piano, la batería, el teclado y el bajo. En la agrupación toca las maracas y el Percutrón.


"Tocamos música tradicional en todas sus variantes, llanera, gaitas, aguinaldos, merengues. Lo hacemos con mucha responsabilidad y ganas de difundir nuestra venezolanidad, siempre aportando nuevas ideas y elementos que la enriquezcan, para que sea más actual y llame la atención de las nuevas generaciones", comenta Víctor, que en el grupo interpreta la guitarra y el bajo.


"Es emocionante ver al público al terminar una presentación. Se acercan para tocar los instrumentos, para ver cómo suenan, de dónde sale el sonido, cómo se tocan en el aire, que es muy llamativo", comenta Luisa.


"Canon" Johann Pachelbel - Lutheria Digital Ensamble



Alfonso, a quien le apasiona la electrónica, la informática y la música de Johann Sebastian Bach, dice que cuando toca el Percutrón la gente queda asombrada por la rareza del instrumento. Las experiencias "más gratificantes y difíciles" en el Ensamble las ha tenido Luisana con la Arplana, pues para ella ha sido un reto tocarla sin tener una técnica y un método. Por eso, se ha propuesto la tarea de diseñar uno a futuro.


"Así habló Zaratustra y Potro Libre" - Lutheria Digital Ensamble



"Es algo totalmente innovador, hace que sea aún más difícil para mí a la hora de interpretar. Sin embargo, como pedagoga musical también es un honor y una gran herramienta, ya que es un instrumento que le permite a las personas tener un acercamiento con la música de forma sencilla y sin tener grandes conocimientos", explica Luisana.


Víctor Hernández tocando la arplana. Imagen tomada de Otras voces en Educación.

Víctor, galardonado en diciembre de 2021 con el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología a la Inventiva Tecnológica Popular por un proyecto sobre el internet de las cosas, resalta que su agrupación busca "innovar, experimentar y mostrarle al mundo lo positivo que se hace en Venezuela". Y apunta que aunque no ha tenido el soporte económico ni ayuda para grabar un disco y realizar una gira de conciertos, sigue trabajando para mostrar su arte y dejar un aporte a la cultura de su país.


Orlando Rangel Y.


Tomado de RT



Concierto en La llanura - Luthería Digital Ensamble