lunes, 30 de septiembre de 2024
Eugenio Montejo: Blaga, el rumano, vivirá lo que viva su lengua una de las más hermosas y más apta para el arte de la poesía
miércoles, 25 de septiembre de 2024
El Árbol Peregrino de Vytautas Subacius
Estimados Liponautas
Hoy tenemos el agrado de compartir con ustedes el libro EL ÁRBOL PEREGRINO , un poemario de Vytautas Subacius. Ahora podrán leer el prólogo del Dr. Miguel Herrera Estraño.
El libro pueden leerlo o descargarlo gratis.
Prólogo
Escribir el prólogo para la publicación de un poeta no es una tarea fácil para alguien como yo, sin experiencia en rimas, métricas y recursos estilísticos, a quien le agrada y complace escribir como afición, pero resulta un hermoso desafío que no es posible eludir, sobre todo si es una sorpresiva y honrosa solicitud de alguien que no conocemos personalmente sino mediante la referencia de sus colegas y múltiples ahijados, más de una docena de promociones de su Facultad de Ciencias de la Salud, quienes le felicitan y se enorgullecen de él como uno de sus maestros en la profesión hipocrática, tanto en el área de la clínica médica como por su disciplina y productividad para escribir y publicar poemas en las redes sociales, donde establecimos el primer contacto y allí comenzó a tejerse una amistosa red, algo así como la conformación de una especie de holograma.
Cuando en el 2020 comencé a leer sus poemas, una época de pandemia viral en Italia y en la gran parte del mundo, me atreví con esa audacia de quien descubre un área que no practica habitualmente, a realizar algún que otro comentario a la producción poética del profesor Vytautas Subacius, atraído por su transparencia y apertura en interesantes temas de contenido humano, social y ecológico, con sus matices, intencionalidades y tonalidades, que me condujeron a identificarme con el tema de la inmigración o cambio de país, por el estado de deterioro de un territorio de inmensos recursos humanos y naturales desaprovechados por la ingenuidad y capacidad de autoengaño de muchos de sus habitantes, como por ejemplo elegir emocionalmente administradores que desconocían hasta el significado de dicho término y que tenían muy bien encubiertas sus conductas de transgresores de las reglas de convivencia social, auto denominados “revolucionarios”: fachada para encantamiento de masas desposeídas y que buscaban, por supuesto desde mi perspectiva, tan solo como coartada, detener el progreso de las múltiples corruptelas populistas en curso creciente para el inicio del milenio, solo para superarlas.
En el momento que escribo este honroso encargo para el “récipe poético” que publica el colega clínico, docente y amigo Vytautas, en el país donde ambos egresamos de nuestra Alma Mater, la Universidad de Carabobo. país que en la actualidad atraviesa una profunda y existencial crisis que parece definitoria, una etapa compleja de incertidumbres y arbitrariedades que se niega a desaparecer y dar paso a otra más deseable, armoniosa y democrática que pugna por aparecer y acabar con el injusto peregrinar de millones de habitantes en diáspora, tal como lo anticipa, cuasi proféticamente el inspirado y afortunado título que nuestro amigo poeta ofrece para la reflexión, el deleite y mensaje de buen vivir, acompañado de una polisémica expresión poética, para el espíritu de sus muchos lectores.
¿Y qué significa el árbol peregrino?, una metáfora vegetal de una vida de devoción, de viajar en cumplimiento de una búsqueda cuasi religiosa hacia un sitio de culto, algo así como “el camino de Santiago” o de una forma errante de viajar sin un destino fijo, extraño o exótico, voluntariamente o por fuerzas circunstanciales.
Me propongo expresar aquí tres vertientes: primero, la imagen que refleja el profesional creador quien me concede este honroso privilegio; segundo, pergeñar algunas ideas extraídas de mi percepción subjetiva de media docena de los 54 poemas seleccionados por el autor, y por último, un intento de concebir el retrato de un vivir apasionado y con propósito definido que me impresiona en esta reveladora obra.
Sin conocer personalmente a Vytautas, emergió en mí una corriente de empatía generada por la admiración, reconocimiento y afecto que recibe de sus múltiples amigos, alumnos y colegas, característico de alguien que no parece buscarlo sino de quien descubre y agradece los merecidos elogios de su obra poética y mucho más por ser quien es para aquellos que le conocen íntimamente al haber compartido las vivencias de su exitoso actuar profesional tanto en cardiología como en docencia, investigación y cultura universitaria.
Conozco al profesor Subacius por su trayectoria académica universitaria, por sus labores de investigación, por sus publicaciones y por su prolífico compromiso cultural, su disciplinada incursión en el teatro y la poesía universitarias, su participación en los encuentros internacionales de poesía en la sede de la UC. Se que nació en una fronteriza población lituana, Vosiunai, limítrofe con Bielorrusia y que emigró a Venezuela con sus padres para vivir en el sur de Valencia, como lo refleja en uno de sus poemas.
¿Cómo lo describiría?, una persona de tendencia independiente, sociable y agradecida que rinde culto a la amistad, que no es proclive a reunirse con cierto tipo de personas que carecen de valores positivos como lo revela en su poema Yo no marcho con ustedes y que sus numerosos ahijados de promoción en la Facultad de Ciencias de la Salud nos muestran su excepcional brillantez en la docencia universitaria y nos deja una profunda huella de su calidad humana.
Además, tengo la fortuna de conocer a muchos de sus amigos y colegas quienes podrían dar Fe, mejor que yo, de sus excepcionales cualidades personales y profesionales.
¿Qué percibo en una pequeña selección de sus poemas?
En A la sombra de un árbol se muestra la aparición de diversas emociones, sentimientos, vivencias y experiencias mediante la metáfora del árbol y su localización en dos mundos diferentes, el destierro, el amor, la soledad, desilusiones, el desamparo, el encierro como coraza defensiva y el consejo paterno de transformar realidades.
…cierro los ojos y vienen a mi encuentro otros tiempos,
grandes amores también desilusiones.
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Mi padre, cual inefable sabio de Lemuria
me transporta a mundos olvidados con cipreses y abedules
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De pronto mi soledad se puebla de breves paraísos,
aparece la luz perdida,
aquella que aún en lo más profundo de las grutas resplandece,
la que me ayudó a cerrar puerta y abrir ventanas
evitar el extravío en el encierro y escudarme contra engaños.
*******
El velo se despeja, trae consuelo a mi errancia,
apacigua el desencuentro y torna soportable el destierro.
Abro los ojos, el árbol cuya sombra me ampara no es bucare ni samán.
Otoño en Coventry. Aquí parece resurgir la sensación de pérdida, del no retorno del destierro, la percepción de la “tierra arrasada”, la preocupación ecológica interviene creativamente en el proceso de elaboración del duelo, la mezclada de la lluvia con las lágrimas, el resplandor otoñal y la metáfora del verdor vegetal.
prosigo, me integro en la colorida sinfonía otoñal,
observo con deleite la danza ocre de las hojas, en su despedida del follaje
para alfombrar mi caminería
*******
Regreso a la otra realidad a la cual sin querer pertenezco
*******
Invita a purgar el alma mediante la compasión.
En Sueños, el poeta ensaya una categorización que atrae mi atención como Psiquiatra, al que le entusiasmaba analizarlos con satisfactorios aciertos en algunos momentos particulares de la práctica psicoterapéutica. En este poema se reflejan sentimientos de pérdida, otros de felicidad y buenos augurios. Se recuerda mejor aquello que evoca sentimientos profundos.
Hay sueños que al abrir los ojos se desvanecen,
sueños que nada dicen, exhalan silencios,
despertar en blanco sensación de perdida.
Hay sueños reveladores, irradian madrugadas con sonrisas en los labios
Hay sueños melancólicos, premoniciones de días tristes, de soledad
***
Hay sueños nítidos, recuerdo de amores que marcaron
***
Renazco de viejas cenizas siendo el mismo y sin embargo otro
***
Hoy despierto y siento que hay paz en mi alma,
la realidad es otra
“y los sueños, sueños son”
Calles muestra el recorrido habitual de diversas calles con los sentimientos, experiencias, inquietudes y reflexiones que pueden quedar en el pavimento, angustias, alegrías, fracasos y éxitos. Una invitación a la libertad sin expresión de temores.
Cada quien espectador de su propia vida y del entorno
cómodos en la paradoja,
sin desear mando ni ser mandados,
no ser líder ni guiado,
sin genuflexiones ni ciega obediencia
Con el alma libre
sin temor a la noche ni a lo que ella esconde.
Árbol. La metáfora inspiradora del texto que ocupa nuestra atención, una descripción de todos los beneficios y acompañamientos que le ofrece el árbol al ser humano y al cual el autor le incorpora la única función que no puede realizar del todo, “ser peregrino” como el ser humano, por necesitar de sus raíces y de un terreno distinto para cada especie, lo que impide que muchos no puedan ser trasplantados. Este peregrinar complementario lo asumen en el poema las nubes.
Finaliza con el símbolo del madero, cruz del eterno médico de cuerpo y alma, el eterno peregrino de los creyentes.
El alma del árbol nos brinda afecto,
extiende sus ramas en fraterno abrazo,
cobijo solitario,
protección contra la locura que nace del asfalto
consuelo por las pérdidas sufridas
en el holocausto de valores y conciencia dormida.
Junto a sus raíces están nuestras raíces,
sus ramas son nuestras ramas
arraigados ambos estamos en la tierra que nos nutre,
con la mirada vuelta hacia nubes peregrinas.
*******
Hay quienes en su infinita ignorancia
abusan del bosque donde tu habitas,
te hacen mercancía para rebozar sus insaciables arcas.
Son los que Jesús expulsó del templo.
También fuiste utilizado para segar vidas;
una veloz saeta.
ramas para cumplir sentencias,
la cruz para aquel que vino a redimirnos.
Pero de eso fuiste inocente.
*******
renaces una y otra vez
con fulgor verdoso en primavera.
Si regreso. Son las preguntas sin respuesta del reencuentro, de la esperanza, del mito del eterno retorno, la esperanza que alberga el peregrino, ese anhelado deseo que se explicita en los momentos del encuentro consigo mismo, con nuestra Esencia.
Volar o morir me dije
como aquella pequeña ave migratoria
que atraviesa el océano
sin saber que no regresará.
Si regreso
¿hallaré las mismas calles?
¿Qué respuestas darán a mis preguntas?
¿Quién me dará la bienvenida?
*******
los que habitaron mis ausencias?
los del sentir universitario?
los vencidos por la esperanza vana?
Serán las ramas secas
con pájaros sin nido las que me saludarán?
Seré el hijo pródigo que vuelve
o tan solo una sombra de lo allá vivido?
*******
Las distancias cobran un precio establecido,
caducan los boletos de retorno
y solo un eco del intento
queda dando vueltas.
Para no alargar más este prólogo, solo deseaba que la tercera vertiente, el retrato de la concepción de un vivir apasionado y con propósito, pudiese ser diseñada como una especie de muestra de investigación cualitativa, para lo cual me hubiera gustado utilizar un recurso como el “Atlas Ti”, pero para no exceder el espacio del que dispongo, realizaré una breve síntesis de las categorías temáticas y el análisis de los poemas relacionándolos con las vivencias del autor utilizando, para la categorización de los tópicos de este nutritivo y original poemario, el esquema de los cuatro cuadrantes propuestos por el filósofo Ken Wilber como herramienta integral de análisis de los fenómenos humanos desde perspectivas múltiples, representando dimensiones de la realidad y asociándolos con los niveles Lógicos de Bateson y Dilts, dos instrumentos de mi interés didáctico.
En el Cuadrante superior derecho u Objetivo (Exterior-individual): de nivel Entorno o
Conductual: A la sombra de un árbol, en un café, Mallorca, Otoño en Coventry, En Coventry, Sombra, Lluvia, Calles, Siempre en un café, Puertas, Caminería, Música, Cuarentena, Diciembre, Camposanto, Errancia, el viejo café, Amor I, Amor II.
En el Cuadrante superior izquierdo o Subjetivo: Interior-individual) de nivel Capacidades, Creencias: Sueños, Soledad, mi Ítaca, Tiempo, Otredad, Flor, Ciudad de Noche, Árbol, Al encuentro del otro, Fui joven, Al final del camino, Regresan, Puentes, Vigilia, Mi Credo, Amanecer, Huellas, Soliloquio, Dualidad crepuscular, Intemperie, Dos caminos, Si regreso, Recuerdos, Amor IV.
Cuadrante inferior Izquierdo o Cultural (Interior colectivo): nivel Identidad, Valores: Crecí en el sur de la ciudad, Yo no marcho con ustedes, Liturgia.
Cuadrante Inferior derecho o Social (exterior colectivo) nivel Espiritual: El amor fue nuestro aliado, Eva Lucia, Sarah, Amor III.
Dr. Miguel S. Herrera Estraño*
*El Dr. Miguel S. Herrera Estraño es Médico Cirujano egresado de la Universidad de Carabobo en 1968 (Promoción V). Psiquiatra en el Centro de Salud Mental del Estado Miranda y Docente universitario (jubilado) de Psicopatología y Clínica Psiquiátrica en la Universidad de Carabobo, sede Aragua. Life Coach desde 2009. Doctorado en Patología Existencial e Intervención en Crisis en la Universidad Autónoma de Madrid, 2010
Vytautas Subacius. Ensayista. Fundador del Teatro Universitario de la Universidad de Carabobo.
Profesor y médico cardiólogo. Perteneció a la redacción de la revista Poesía del departamento de literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo. Fue miembro del comité del Encuentro internacional de Poesia Universidad de Carabobo. (EIPUC)
El Arbol Peregrino by Dimitri Lipo
martes, 24 de septiembre de 2024
Ibsen Martínez, escritor, a Milagros Socorro: No soporté La vida es bella de Begnini
EL CINE SEGÚN
El cine según… Ibsen Martínez
Milagros Socorro
Con tres ediciones agotadas en menos de dos meses, la novela de Ibsen Martínez “El mono aullador de los manglares”, editada por Grijalbo-Mondadori, lo ha convertido en el autor de moda en Venezuela. Aquí su filmografía privada.
Imagen tomada de Deportescineyotros |
-¿Qué estrella de cine persiste en su admiración desde su infancia?
-Jack Lemmon. Por su empática e inerme bonhomía de hombre común en El apartamento, su apostura no demasiado glamorosa en Irma la Dulce, su inefable sentido de la farsa en Una Eva y dos Adanes, su fragilidad varonil en Días de vino y rosas, por la integridad llevada al plano de la neurosis en El prisionero de la Segunda Avenida, por su dilatado matrimonio tragicómico con Walter Mathau y la paródica misoginia de Extraña Pareja (y de todas las secuelas de esa maravilla de Neil Simon que dirigió Billy Wilder). Por la dimensión trágica de su creación actoral en Atrapen al tigre.
-¿Qué final de película le gustaría reescribir y qué cambios le introduciría?
-El final de Lo que el viento se llevó. Tal como termina parece prometer una secuela. En mi opinión, Scarlet O’Hara debe conservar Tara, su plantación, y también a su cuñado aburrido que tanto procuró birlarle a su hermana por puro espíritu de contradicción: sería el mejor castigo a la majadería de ponérsele difícil a Rhet Butler, su hombre, genuino sapo de la misma charca de Scarlet.
-¿Cuál es la película con la que más ha llorado?
-Cuando era niño, con el final de El puente sobre el río Kway; ya grandecito, lloré mucho con Fanny y Alexander. Hace poco lloré un río con Estación Central.
-¿Qué película tiene ganada una reputación injusta?
–Casablanca, de Michael Curtiz. Las razones pueden hallarse en [el volumen de recopilación de críticas cinematográficas ] Un oficio del siglo XX, de Guillermo Cabrera Infante. Las suscribo por completo. Y admito sólo lo que él también menciona como excepcional en Casablanca: es un prodigio de casting.
-¿Qué papel le gustaría interpretar usted y vivirlo en la realidad?
-El de Harvey Keitel en Smoke (film basado en un guión del novelista norteamericano Paul Auster, donde Keitel encarna al propietario de una tienda de tabaco donde recalan todos los personajes y sus conflictos. El personaje de Keitel es, además, fotógrafo y ha llevado por años el registro gráfico de la esquina donde se ubica la tabaquería).
-¿Cuáles son los malos actores cuyas interpretaciones usted, sin embargo, disfruta?
-Arturo de Córdova, Charles Bronson.
-¿Cuál fue la última película cuya proyección abandonó antes de finalizar?
–La vida es bella. Y me perdonan.
-Si pudiera elegirlos personalmente, ¿qué actores –de cualquier cinematografía del mundo- le gustaría tener en la adaptación al cine de su novela?
-La Vicky está entre Maribel Verdú y Fabiola Colmenares; Raúl Juliá sería Aurelio Sotolongo; Robert Downey Jr. sería Guillermo Cabañas; Antonieta podría ser Emma Thompson o Assunta Serna; Rafael Villaurrutia sería Pepe Sacristán; José Gregorio Hernández sería Flavio Caballero y Dimas El Caminante sería Oswaldo Guillén.
-¿Qué es lo que en verdad no soporta en una película?
-Que rehuya el final feliz sólo por dar gusto a los snobs que desdeñan los finales felices.
-Cuando se lleve el cine su vida, ¿qué genero preferiría? ¿quién le gustaría que la dirigiera? ¿qué actor le gustaría que hiciera su papel? ¿qué actores y actrices quisiera que estuvieran en los otros roles? ¿cómo empezaría la película y cuál sería la escena cumbre?
-Una comedia costumbrista, eso sería mi vida. Dirigida por Román Chalbaud y protagonizada por un Joe Pesci hispanohablante. La secuencia de títulos de la película comenzaría en un aula de clases, durante un examen de reparación. La cámara me descubre al final del salón, escuchando con audífonos un radio transistor que trasmite la serie mundial Baltimore-Dodgers,a mediados de los años 60. Willy Davies comete su legendario tercer error al campo y yo lo transmito con júbilo al resto de la clase y me expulsan en la creencia de que estoy “soplando”: repito el cuarto año de bachillerato. En la secuencia final, genuina escena cumbre, despierto de mi locura, recupero el juicio, perdono a todos mis enemigos y muero para congoja infinita de mi fiel Sancho Panza y mi sobrina.
Tomada de Milagros Socorro
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