Ya hemos tenido dos entradas sobre "La Gaceta Lunar" y hoy tenemos el gusto de presentar un articulo que Juan Carlos Ballesta publico en el 2003 en el diario El Nacional y que gentilmente nos cedió para publicar nuevamente en nuestro blog. En este texto J.C.B nos habla un poco de "La Gaceta Lunar" y nos muestra el panorama musical de Venezuela en ese momento y nos daba un paseo por el mundillo musical de Caracas de los 70, 80 y 90. Hoy la situación es diferente pero esperamos que Juan Carlos Ballesta pueda ilustrarnos con un nuevo texto que esta pasando actualmente en la música en esta pequeña Venecia.
Domingo 11 de Mayo de 2003
CARACAS EN SU HORA MENGUANTE
Durante las últimas décadas, Caracas ha tratado de subirse al vagón de la modernidad musical en mútiples ocasiones. Sin embargo, los vaivenes de la economía, las sucesivas devaluaciones del Bolívar, y en muchos casos la falta de visión y riesgo, han traido como consecuencia una inconstante oferta en todos los ámbitos musicales. A partir del infausto "viernes negro" de 1983, la historia se ha repetido cada cierto tiempo como un triste designio, hasta llegar a este pavoroso presente: Discotiendas que luego de un período de gran florecimiento, entran en decadencia o simplemente cierran sus puertas, etapas en que los espectáculos musicales internacionales desaparecen casi por completo, emisoras de radio que una vez fueron vanguardia pasan a ofrecer una programación mediocre y nunca más se recuperan, periódicos y revistas voltean su vista hacia otros asuntos, oficinas de importantes sellos disqueros se reducen al mínimo. Son, apenas, algunos de los síntomas. Y ni hablar de lo que pasa en el resto del país.
La situación actual es desoladora al extremo. Probablemente sea la etapa más oscura vivida por el sector. En la era de las telecomunicaciones e Internet, mantenerse informado ya no es un problema. Esa es la paradoja. Tan lejos, tan cerca. Lo que nos hace sentir impotentes y aislados es la dificultad creciente que tenemos para que esa cantidad de información y material musical que ofrece el mundo llegue efectivamente a nuestras manos.
Ecos del futuro pasado.
Hace poco más de veinte años a Caracas llegaba muy poca información musical fidedigna. Apenas algunas revistas argentinas (Pelo), españolas (Vibraciones, Popular 1) y norteamericanas (Rolling Stone, Creem) podían conseguirse en quioscos selectos de Sabana Grande. MTV, que en sus primeros años funcionó como un novedoso vehículo promocional, apenas era un embrión, un eco todavía distante para nosotros. Salvo aquella extraña mutación que fué Radiodifusora Venezuela AM 790, mezcla de rock nacional y rock anglosajón de vanguardia que resistió con cierta dignidad hasta pasada la mitad de los 80, las emisoras de radio AM habían perdido el rumbo.
A pesar de todo, estabamos actualizados. Durante los primeros años 80 las discotiendas mantenían un interesantísimo inventario musical, dándole continuidad a lo que habia sido una constante durante buena parte de los años 70. Incluso los sellos disqueros nacionales se arriesgaban con ediciones de krautrock alemán como Kraftwerk, Can y Amon Duul II, así como con interesantes novedades del momento: The Police, Talking Heads, Stranglers… En las estanterías había espacio para infinidad de discos importados de new wave, post-punk, dark, rock sinfónico y progresivo, tecno-pop, folk-rock, música electrónica, psicodelia, jazz fusión, sonido Canterbury, y por supuesto, los grandes clásicos del rock. Eso, sin contar la ingente cantidad de propuestas de origen afro-latino y la emergente música urbana venezolana.
Desde los 70 hasta mediados de los 80, Caracas estuvo inundada de tiendas repletas de buena música: Musica Reservata, La Séptima Nota, Eltron, Musical Serrana, Surcos, Don Disco, Allum´s Maracaibo Import, Archivo Musical, Discotienda de Oro, Discosur, El Rancho Musical, y otras.
Tesoros en la radio
En la radio, Arturo Camero y su maravillosa Ofensiva dominical era la guía espiritual de todos los buscadores de tesoros musicales. Caracas lucía cerca de Londres y N.Y.. Los conciertos en el Poliedro, Parque Naciones Unidas, Concha Acústica de Bello Monte, Sala Rajatabla, y en teatros caraqueños como Los Cedros, París (hoy La Campiña), Santa Sofía, Las Palmas, Municipal, Aula Magna, USB, Arte de Venezuela, Rafael Guinand, y poco después la emblemática sala Mata de Coco, funcionaron como vitrinas para decenas de grupos nacionales y extranjeros. La mayoría de los teatros y salas fueron desapareciendo poco a poco, en paralelo con el crecimiento de la crisis económica, y así los grupos de rock venezolanos comenzaron su confinamiento en locales nocturnos.
Al profundizarse el régimen de Control de Cambio en la segunda mitad de los 80, la sobreviviencia de la mayoría de las discotiendas se vió seriamente amenazada. Un buen porcentaje del público se alejó de ellas y lentamente, empujadas por las circunstancias, fueron desactualizándose. Hoy dia, las tiendas que todavía existen, presentan una imagen espectral de su glorioso pasado.
¿Alguien recordará esto? |
Inédito desabastecimiento.
No solamente comenzaron a escasear los discos importados, en pro de una producción nacional bajo patéticos controles de calidad, sinó que desaparecieron los clásicos y fieles cassettes TDK, Pioneer y Maxwell, utilizados masivamente por todos los que intercambiabamos discos, siendo sustituidos por Magnetics, Mágnum y Micass, unas precarias cintas de fabricación local vendidas casi al mismo precio y que no aguantaban más de tres audiciones.
Aquella situación, paradojicamente, no dista mucho de la actual, aunque la de ahora tenga muchas más aristas negativas y dramáticas. La escasez de cassettes hace quince años hay que extrapolarla al presente, cuando incluso los CDs en blanco casi han desaparecido de las tiendas. Hasta los miles de vendedores de discos piratas comienzan a sufrir para renovar su oferta callejera.
Al eliminarse a finales de aquella década el nefasto régimen cambiario que encarnaba Recadi, poco a poco comenzó a retomarse el rumbo cultural perdido.
Augurios de fines de siglo
Comenzando los años 90, la eclosión de varios programas radiales independientes, como parte de la programación de las recién creadas emisoras FM, el surgimiento de festivales periódicos como el Nuevas Bandas y La Otra Música, además del Iberoamericano de Rock, y la aparición de nuevas discotiendas especializadas como Coco Music, Jazzmania, AM Musical, Disco Sonido Plaza, Discompacto, y muy especialmente La Gaceta Lunar, influyeron en el renacimiento musical caraqueño.
De la mano de su fundador, Jaime Antonio Alvarez, esta última fué el reducto de lás más arriesgadas propuestas musicales del momento, lugar donde los melómanos caraqueños podían conseguir desde Dead Can Dance y Nick Cave hasta selectos discos de Musica Antigua, además de acoger en su mezzanina los estudios donde se producían varios programas radiales de vanguardia como La Gaceta lunar, En La Luna y Post-data. Era, salvando las distancias entre la Avenida Casanova y Talbot Road en Londres, una especie de Rough Trade Shop. Su desaparición fué lamentada por muchos, la cual ocurrió en medio de un nuevo regimen de control de cambio anunciado en 1994.
A mediados de la década se abrió un pequeño local en Plaza Las Américas llamado Izitso, el paso previo a la aparición de la famosa , el más ambicioso y variado reducto musical que ha existido en el país. Desde la apertura de la sucursal del CC Vizcaya, las estanterías de Esperanto han cobijado lo mejor y más variado de la música popular y académica, lo que, de una forma u otra, nos ha hecho sentir como una capital de cierta relevancia. Lo ambicioso de Esperanto se debe a la estupenda visión de su fundador Carlos Souki y al establecimiento de estratégicas alianzas con varios expertos musicales especializados en diversas corrientes musicales. A la saga de ella proliferaron otras discotiendas especializadas de menor calado y con público menos heterogeneo que siempre han palidecido al lado de una oferta tan variopinta como la de Esperanto. Apenas, CD City (cerrada hace poco tiempo), especializada en rock progresivo y metal, y la variada Board´s, han ofrecido algo más allá de la norma.
Desde hace meses, las discotiendas nacionales presentan un aspecto desolador, triste y francamente patético, lo que da la pauta de la situación de aislamiento en que se encuentra la cultura musical en nuestro pais. La decisión de entrar a cualquiera de ellas es un acto de optimismo desbordado, que rapidamente desaparece ante las crudas evidencias. Mientras en las tiendas del centro de Caracas sobran las ofertas y faltan la variedad y la calidad, las cadenas nacionales tipo Disco Center, Recordland, Oasis, PPM o Town Records, que nunca se han distinguido por una selecta escogencia musical ni por su atrevimiento, lucen ahora una cadavérica estampa en donde destacan decenas de polvorientos CDs, remarcados una y mil veces, y unas pocas "novedades", algunas de ellas con más de un año de antiguedad. Algunos buhoneros tienen más variedad en su catálogo de indiscriminada piratería.
Otro síntoma inequívoco de la magnitud de la crisis son las oficinas de las principales disqueras representadas en Venezuela (Emi, Sony, BMG, Universal), que ahora son una presencia fantasmal cuyo radio de influencia se centra en la promoción de unos pocos títulos, con los que apenas lograr vender algunas miles de copias, mientras los buhoneros, con calidad no garantizada y presentaciones deplorables, multiplican esas mismas ventas con precios cinco veces menores. Así estamos, negados al futuro.
Un presente con futuro menguado.
No hay que ser muy perspicaz, para darse cuenta que Venezuela luce su más menguada hora musical y cultural. Todos los sectores así lo manifiestan. El panorama es de una aridez alarmante. Puma TV es desde hace meses un proyecto anémico, los eventos tipo Caracas Pop Festival son, por ahora, un recuerdo (luce increible haber disfrutado a Roger Waters hace solo un año), las emisoras de radio se hacen las locas y el tímido espíritu aventurero que unas pocas habían mostrado en los 90 lo han abandonado casi por completo. Salvo algunas excepciones, ya no existen los programas independientes especializados que hacen la diferencia en cualquier emisora. Solo nos queda internet, un refugio al que, sin embargo, no todos pueden acudir. Bajar archivos mp3 se ha convertido en la alternativa más popular entre los que no podemos ni aceptamos vivir aislados. El intercambio de discos "quemados" con fines no comerciales se ha potenciado entre las redes de amigos y melómanos tradicionalmente negados al producto no original, como via alternativa y casi única de poder mantenerse actualizados en el siempre ebullente mundo de la música.
En tiempos de aguda crísis como la que atravesamos, la música, uno de los alimentos para el alma más infalibles, es pasto de la sinrazón y la insensibilidad. El acorralamiento es casi total. Si seguimos así, dentro de poco ni los músicos podrán sustituir cuerdas de guitarra rotas o vencidas, baquetas partidas, cueros maltrechos, o simplemente adquirir un nuevo instrumento.
La galopante crisis económica, potenciada por este ineficiente control de cambio cuyo corte se antoja vengativo e irracional, ha terminado de dar el traste con la cultura musical y todo lo que orbita alrededor de ella, cuyo componente espiritual es, sin duda, lo más trascendente y vital.
La libertad creativa y el libre acceso a la producción cultural del planeta, representa la verdadera revolución. Caminamos por la cuerda floja.
Juan Carlos Ballesta
Muy buen articulo. Espero que Juan Carlos Ballesta nos actualice de como esta la movida musical en Venezuela.
ResponderEliminarY con respecto a la Gaceta Lunar, lastima que desaparecio, y el programa era excelente. Todas las mañanas pasaba en frente de la disco tienda cuando iba a trabajar. Que recuerdos!
En 10 años cambio todo!!! Hoy gracias a la internet no hay barreras, ni disqueras, ni tiendas de disco que vendían muy caros los vinilos o CDs importados. Por eso es que han surgido ultimamente grupos tan buenos y ckaro el negocio se les daño a unos pocos, incluyendo locutores de radio que cobraban por pincharete!!! No es asi JCB?
ResponderEliminarAl anonimo como que no sabe lo que es coleccionar, un disco original de lso 70s y 80s puede valer entre 10 veces a 100 mas de lo que pagaste. La musica hoy en dia se venden hasta mas caros los lps y cd de coleccion que antes y esta la internet que tu mencionas igualitaria pero hoy se sigue haciendo el mismo tipo de negocio donde los grandes manejan el negocio y los pequeños no tienen vida. Claro en nuestro pais nos acostumbraron a que todo debe ser libre pero hay que ver alrededor y ver sus consecuencias. La ignorancia es la base de felicidada pero nos e si decir que paar ser feliz hay que ser ignorante o ignorer la realidad
ResponderEliminar