Estimados Liponautas
Reciban un cordial saludo. Hoy tenemos el agrado de compartir con ustedes este texto de nuestro amigo Javier Pérez Andújar donde hace un acercamiento a las aventuras de algunos personajes de la historieta española. El título original del texto era El Arte de leer tebeos. Tebeo es la un localismo español, el localismo venezolano para las historietas es suplemento, para denominar a las historietas o comics cómo le decimos normalmente en América. Los españoles le llaman tebeos a las historietas gracias a una revista llamado TBO fundada en 1917 que se dedicaba a difundir historias dibujadas. Su éxito fue tal que los españoles de a pie terminaron llamando tebeo a cualquier historieta fuese publicada o no por esa revista. Es un caso similar al caso venezolano donde todo el mundo llama a cualquier marca de harina de maíz precocida harinapan gracias al éxito de la marca Harina P.A.N producida por las empresas Mendoza.
Es necesario remarcar que el creador del proceso de fabricación de la harina de maíz precocida fue el venezolano Luis Caballero Mejías quien inicialmente creo la marca La Arepera.
Deseamos difruten de la entrada.
Richard Montenegro
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BARCELONEANDO
El arte de leer tebeos
Javier Pérez Andújar
Sábado, 14/04/2018
Desde tiempos del profesor Bacterio, el lector de tebeos sabe distinguir en la vida real al tipo con barba de toda la vida de un recién barbado. Lo digo porque ha surgido una nueva clase de indignado al que podría llamarse el hombre con barba desde que nació. Existía una aristocracia de la barba, una barba de cuna, que hasta hoy no había visto necesidad de manifestarse; pero la arrolladora tendencia a dejarse de afeitar que el varón barcelonés está mostrando ha soliviantado a quienes se dejaron barba los primeros, no por moda, sino estirpe o ideología.
Corren tiempos emboscados, de vivir en el maquis, sombríos, de cárceles y de exilios, de miedos, de pasiones colectivas que arrollan a las del individuo. El realismo sucio de la vieja literatura ha sido reemplazado por la sucia realidad. La cara es el espejo del alma, y el conjunto de rostros es el reflejo de lo que pasa. Esto lo captó Cassavetes en aquella película que tituló 'Faces'. Hoy el derecho a barba es lo más parecido al derecho a voto: un hombre, un voto; y lo mismo para la barba. Las raíces de mis tebeos están en las palabras aún más que en los dibujos
El profesor Bacterio y Filemón. |
Estos días se ha celebrado el Salón del Cómic, y así el tebeo ha pasado por su salón de belleza. En sus cubetas han rebuscado lectores y lectoras de tebeos de toda la vida, amigos y amigas del cómic, usuarios de la novela gráfica, practicantes del monocultivo (línea manga o superhéroes) y, cada vez más, gente que prefiere ser el personaje a leerlo.
No es necesario haber leído una historieta para identificarse plenamente con sus protagonistas. La cultura popular es un estado del alma colectiva (llevar barba también es cultura popular). Me acuerdo de la proscripción que se hacía del cine en el colegio cuando el profesor decía que ver la película no dispensaba de leer el libro, sino más bien al contrario, obligaba a leerlo para enterarse de verdad. Como los libros ya no pintan nada, ahora las pelis alivian de leer el cómic y de jugar al videojuego. El cine permanece porque nos relega a lo que verdaderamente somos. Testigos de nosotros mismos. Hemos venido al mundo a mirar cómo desaparece todo, igual que al final de 'El club de la lucha'.
El tebeo nació para perder. Por eso los amo. Eran tebeos que se leían debajo del pupitre mientras el maestro o la maestra explicaban el conjunto vacío. Los que íbamos para progres de barrio éramos muy de la intersección, del trueque, del intercambio sin dinero; no fuimos lo bastante perspicaces para adivinar que nuestro futuro estaba en ese conjunto vacío. Pero es que los conjuntos eran para ricos. Para un conjunto había que tener, así que cuando dimos los subconjuntos nos alegramos mucho porque ahí sí llegábamos. Descubrí los conjuntos a la vez que descubrí los tebeos. Ambos estaban unidos por el bocadillo, ambos participaban del óvalo, idéntico globo lleno de elementos, de palabras. También aquella O de la palabra Mortadelo en la cabecera de su revista era un conjunto cambiante, semoviente, la transformación perpetua. Cada semana Ibáñez la dibujaba de una forma diferente. Asumir el cambio como principio de la realidad nos preparaba para impregnarnos más tarde de Heráclito de Éfeso, que en mi caso no pasó de ser Heráclito de COU.
Las raíces de mis tebeos están en las palabras aún más que en los dibujos. A los globos que como una aureola de santidad verbal rodeaban las cabezas de Rosendo Cebolleta o de Pancracio Trapisonda, los seguían los tres globos líricos que una poeta, Gloria Fuertes, puso en televisión. Todo cayó en picado, la esperanza de la cultura, la confianza en la utilidad de los medios de comunicación, cuando a los niños en vez de ponerles a Gloria Fuertes les metieron a Leticia Sabater. ¿Cómo se puede pasar de una mujer que escribe 'Un globo, dos globos, tres globos', a otra que canta 'La salchipapa'? A los bocadillos de Pepe Gotera y Otilio (me refiero a los de palabras, no a los de elefantes que se zampaba Otilio), les hacían compañía en la cartera los bocadillos del recreo. Besar el pan si se caía al suelo antes de volver a morderlo.
Los tebeos habían nacido para perder porque en buena medida estaban hechos por dibujantes, periodistas, maestros de escuela, escritores, que habían perdido una guerra y con ella habían perdido, se lo habían prohibido, el ejercicio de su profesión primera. La tristeza de esta época y de esta situación aparece recogida gráficamente (las expresiones, los colores...), en el álbum 'El invierno del dibujante', de Paco Roca, y ha sido narrada con toda su tragedia humana en 'El artefacto perverso', de Felipe Hernández Cava y Federico del Barrio. No son novedades, pero tampoco lo son Heráclito y Gloria Fuertes, y buena falta que nos hacen. Del mismo modo que no se empieza comiendo helados para aprender a comer platos de lentejas, no se empieza leyendo tebeos para terminar leyendo libros. Son dos hambres diferentes. El tebeo no es un potito, no es un libro hecho papilla, no es literatura triturada. Contiene su propio alimento. Sus propios bocadillos. Su propia poesía. Por ejemplo, la chaqueta abierta del profesor Bacterio.
DE LA 13 RUE DEL PERCEBE A MORTADELO: LA EDITORIAL BRUGUERA
Tomado de El Periódico.
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Richard Montenegro. Perteneció a la redacción de las revistas Nostromo y Ojos de perro azul; también fue parte de la plantilla de la revista universitaria de cultura Zona Tórrida de la Universidad de Carabobo. Es colaborador del blog del Grupo Li Po:
http://grupolipo.blogspot.com/. Es autor del libro 13 fábulas y otros
relatos, publicado por la editorial El Perro y la Rana en 2007 y 2008;
es coautor de Antología terrorista del Grupo Li Po publicada por la misma editorial en 2008 , en 2014 del ebook Mundos: Dos años de Ficción Científica y en 2015 del ebook Tres años caminando juntos ambos libros editados
por el Portal Ficción Científica. Sus crónicas y relatos han aparecido
en publicaciones periódicas venezolanas tales como: el semanario Tiempo
Universitario de la Universidad de Carabobo, la revista Letra Inversa
del diario Notitarde, El Venezolano, Diario de Guayana y en el diario
Ultimas Noticias Gran Valencia; en las revistas electrónicas hispanas
Alfa Eridiani, Valinor. miNatura, Tiempos Oscuros y Gibralfaro, Revista
de Creación Literaria y de Humanidades de la Universidad de Málaga y en
portales o páginas web como la española Ficción Científica, la
venezolana-argentina Escribarte y la colombiana Cosmocápsula.
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Fernando Muñíz y Javier Pérez Andujar. Fotografía de Joan Cortadella |
JAVIER PÉREZ ANDÚJAR
Javier Pérez Andújar nació en San Adrián de Besós en 1965. Es licenciado en filología hispánica por la Universidad de Barcelona. Su primera novela apareció en 2007, y sorprendió por su originalidad: Los príncipes valientes, a la que siguió y Todo lo que se llevó el diablo y Paseos con mi madre. También ha editado y prologado las antologías de relatos fantásticos Vosotros los que leéis aún estáis entre los vivos y La vida no vale nada. Fue colaborador habitual de L’hora del lector de TV3 y en la actualidad colabora en el diario El Periódico.
Javier Pérez Andújar nació en San Adrián de Besós en 1965. Es licenciado en filología hispánica por la Universidad de Barcelona. Su primera novela apareció en 2007, y sorprendió por su originalidad: Los príncipes valientes, a la que siguió y Todo lo que se llevó el diablo y Paseos con mi madre. También ha editado y prologado las antologías de relatos fantásticos Vosotros los que leéis aún estáis entre los vivos y La vida no vale nada. Fue colaborador habitual de L’hora del lector de TV3 y en la actualidad colabora en el diario El Periódico.
Tomado de Escritores. ORG
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Actualizada el 16/06/2024
22/03/2024
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