Algo hay que hacer… Empieza otro curso en el instituto
ANTONIO MARTÍNEZ
Ha llegado septiembre y empieza otro curso en el instituto de Cartagena en el que doy clase. Le comentaba el otro día a un compañero que este año he tenido la sensación particularmente intensa de que el comienzo de curso ha sido una fotocopia del del año pasado, y en realidad también de otros muchos anteriores: las mismas reuniones, la misma expectación por ver el horario que nos toca a cada uno, las habituales quejas porque el nuestro no se ajusta a lo que deseábamos, los mismos comentarios de siempre (”¿cómo se presenta de puentes el calendario?”) y, por desgracia, también la misma falta de ganas y de ilusión.
Sí: falta de ganas y de ilusión. En parte, como otros muchos trabajadores que vuelven de las vacaciones veraniegas; pero también porque los profesores de instituto tenemos con frecuencia la sensación de que, ante el desastre educativo actual y la culpable pasividad de gobiernos de uno y otro signo, esto ya no hay quien lo arregle y lo único que uno puede hacer es intentar sobrevivir al naufragio con los mínimos daños posibles en su salud mental. Querríamos venir de otra manera al instituto, creer todavía que las cosas pueden ir a mejor, hacernos ilusiones sobre el futuro; pero, golpeados por la realidad, caemos en el fatalismo de quien sabe que nada verdaderamente esencial puede cambiar. El inmovilismo es demasiado poderoso: la fuerza del hábito, el anquilosamiento del sistema, la trama de hábitos anuales, suaves y rítmicos -siempre es dulce adormecerse-, que nos ayudan a sobrellevar una tarea percibida muchas veces como absurda: esforzarnos en nuestro trabajo -que lo hacemos: unos más y otros menos, claro- para que, al final, sepamos que los alumnos, en realidad, no han aprendido nada.
¿Lo sé también yo, pienso también yo que “no se puede cambiar nada”? No, en absoluto: de hecho, este año, sin que mis compañeros lo sepan, estoy intentando llevar a cabo en mis clases una pequeña revolución que, en el fondo, es muy sencilla: renunciar a que mis alumnos aprendan de memoria cualesquiera contenidos de los que suelen venir en los libros de texto y centrar mi esfuerzo, simplemente, en que asimilen el vocabulario básico de la Filosofía -mi asignatura- en la medida -y sólo en ella- en que ese vocabulario pueda contribuir a proporcionarles una cultura general realmente útil para su futuro; y, en segundo lugar, hacer lo mismo -dar ese vocabulario- respecto a otros campos de la cultura, no estrictamente pertenecientes a la materia que les imparto. Porque, en realidad, ¿no es precisamente esto lo que un instituto debería hacer?
Acabo de escribir que quiero dar a mis alumnos “un vocabulario”, y sí, es cierto; pero, en realidad, lo que realmente pretendo va mucho más allá. Lo que voy a intentar es hacer una especie de “replantación forestal” en un territorio -el de sus mentes- devastado por una cultura sin alma, que genera un sistema educativo análogamente vacío. Hacer crecer de nuevo la vida en sus cerebros, arrasados por un sistema educativo irracional que hace años que no se pregunta qué es lo que realmente pretende conseguir (hoy en día ya nadie parece saberlo). Poner a funcionar unos motores -sus inteligencias- que llevan años oxidados.
Lo voy a intentar, por lo menos. Y lo voy a intentar solo: sé por experiencias pasadas que mis compañeros, a los cuales aprecio sinceramente, no me seguirían si les propusiera una especie de cambio colectivo, un experimento a gran escala en nuestro instituto. Existe demasiado miedo a lo desconocido, y no les culpo por sentirlo. Tal vez siempre haya sido así: las grandes aventuras suenan en los oídos de los demás a empresas irrealizables o demasiado arriesgadas y, por tanto, al menos en un principio hay que vivirlas solo.
Sé que probablemente voy a fracasar: por las reticencias y la desgana del alumnado, por mis propios fallos y vacilaciones, por el temor a estar saliéndome demasiado de los cauces establecidos y a terminar buscándome algún tipo de problemas, al no estar dando el programa de la manera convencional. Y, sin embargo, cuando recorro los pasillos de mi instituto en los cambios de clase y contemplo esa masa amorfa de víctimas de la ESO -ignorantes, infantiles y maleducados, pero en cuyos ojos brilla pese a todo el misterio del espíritu y que, cuando se les saca una sonrisa, sonríen con tanta luz en la cara como el que más-; cuando los veo, digo, me digo que se merecen que intente dar por ellos lo mejor de mí mismo. A despecho de toda una telaraña de estupideces burocráticas y rigideces anquilosantes, con las que el sistema vigente convierte al profesor en pieza de un engranaje cuyo sentido consiste en expedir títulos y en el que es es casi imposible que se aprenda algo que merezca la pena de verdad.
Empieza otro curso en el instituto. ¿Uno más, como todos los otros, pese a las esperanzas iniciales de un oscuro y anónimo profesor de Filosofía? Espero con toda mi alma que no sea así.
Tomado de El Manifiesto.com
Enlaces relacionados:
Eduardo Infante: La verdad ha perdido valor ante la necesidad de imponer, cada cual, su propio relato.
Eduardo Infante, filósofo: La escuela debe antes que formar trabajadores debe formar los buenos ciudadano de hoy
Elon Musk, Emperador de Marte : la guerra civil es inevitable
La técnologos de Silicon Valley están utilizando una antigua filosofía griega creada por un fenicio como un truco para la vida
El "Estoicismo" con incontinencia verbal de Elon Musk
Robert Sapolsky, neurocientífico: El libre albedrío no existe, solo somos la suma de aquello que no pudimos controlar
José Antonio Marina, filósofo: Para progresar todos debemos aprender más rápido de lo que cambia el entorno
Nietzsche en bicicleta: LA ECONOMÍA DEL COMPARTIR con "apps" EN ALEMANIA
SOBRE EL CANON LITERARIO /CONTRA BARTHES
Martha C. Nussbaum: La medida correcta para medir el desempeño de un país es lo que la gente de verdad puede hacer y ser
Peter Singer: Sufrir es malo, sea cual sea la especie del animal que experimenta dolor
Martha C. Nussbaum: Necesitamos las humanidades, porque precisamos cultivar nuestra capacidad de respeto mutuo, de comprensión y de compasión
¿Si las humanidades nos hacen mejores personas por qué se enseñan cada vez menos en las escuelas...?
MARIO AGUDO VILLANUEVA: Cada vez que los políticos piensan en nuestro sistema educativo, un verso de Homero se marchita
"Si no entendemos algo mejor el lenguaje de las ciencias no podemos entrar en los grandes debates que se avecinan"
Unas palabras de George Steiner sobre las humanidades y la tecnología
Los diez once mayores inventos de la humanidad.
BERTRAND RUSSELL: La persecución del éxito social es el obstáculo más importante para la felicidad
DEL NUEVO ÍDOLO, por Friedrich Nietzsche
Epicteto: Uno debe estar adiestrado en saber dominar un deseo, un temor, con libertad, sin caída.
La posmoderna mojiganga ha terminado
Cuando Tzvetan Todorov reclamó una primavera europea en el 2012
Doce tesis sobre el antipoder por John Holloway
"En filosofía hay mucha moda" : Agnes Heller.
Richard Sennett: Me resultó conmovedor oír hablar a Borges.
Los secretos amores del joven Sócrates
Franco Berardi: La verdad es el diálogo, y eso no significa nada hoy
Nunca intentes oponerte al raciocinio, pues seguramente lo conseguirás. EL DECÁLOGO LIBERAL, por Bertrand Russell
Simon Critchley :El Mundial de Fútbol 2018 en Rusia es consecuencia directa de la corrupción de la FIFA.
El Increíble Hombre Menguante versus El Deshielo Polar
Todos los niños del planeta, leen el fenómeno Harry Potter .
Una cierta idea del saber. Una entrevista a George Steiner
El hombre puede ser una criatura maravillosa; no debemos olvidarlo pese a todos los problemas.
Una entrevista al filósofo aleman Rüdiger Safranski
Diógenes de Sínope y la piedra en el camino.
Una bonita fábula
"No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos, la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres."
EN VENEZUELA EL CAMINO DE LA VIDA PUEDE SER LIBRE Y HERMOSO,
por Charles Chaplin
“Las religiones viven de la angustia y del miedo de los hombres”.
Una entrevista al Filósofo Michael Onfray
"Desde que nacemos hasta que morimos necesitamos que los demás nos busquen y nos ayuden a sentirnos seguros…".
En Bloomsbury, Londres existe una escuela de vida y de calor
"En Tu eterna Providencia, Tú me has elegido para velar sobre la vida y la salud de Tus criaturas"
LA ORACIÓN DE UN MÉDICO,
atribuida a Maimónides
"UNA COSA ES GOBERNAR Y ADMINISTRAR CON DERECHO, Y OTRA DISTINTA GOBERNAR Y ADMINISTRAR MUY BIEN"
LA MEJOR CONSTITUCIÓN,
por Baruch de Spinoza
Espíritu europeo, ¿sigues ahí?
LA NECESIDAD DE UN TECHO COMÚN, por Iván Illich
“Hoy el sujeto es tan ’libre’ que no puede elegir, no puede mantener ninguna opción, tomar una decisión que le comprometa”.
Una entrevista al ensayista español Ignacio Castro Rey
La gran piñata o como el mercado tiende a reducir al hombre a servidumbre
"Ojalá que los políticos que se dicen de izquierda se preocuparan más por llevar a la práctica su izquierdismo, y menos por su popularidad,su imagen mediática, los costos y beneficios particulares o de partido"
¿Qué es ser de izquierda?
Disponible ya la digitalización del periódico anarquista español "Solidaridad Obrera"
desde 1907 a 1925
"No hay nada más peligroso que considerarse la encarnación del bien".
Entrevista a Zvetan Todorov
Quiero dar a mis alumnos “un vocabulario” (por lo menos)
Empieza otro año escolar en el Liceo
GEORG C. LICHTENBERG Y SUS AFORISMOS (3)
GEORG C. LICHTENBERG Y SUS AFORISMOS (2)
GEORG C. LICHTENBERG Y SUS AFORISMOS (1)
Hermosa lección para ciertos revolucionarios de bolsillo
MARX Y LA LITERATURA BURGUESA
No hay comentarios:
Publicar un comentario