Marilynne Robinson |
"No tengo concepción alguna de los protagonistas hasta que aparecen en mi mente como una voz."
Las voces del éxito de la escritora Marilynne Robinson
- Marilynne
Robinson es una de las mejores autoras norteamericanas contemporáneas
- En
'En casa', su tercera novela, confirma un estilo donde la voz de sus
personajes es clave
- En
esta entrevista trata de descifrar parte de su hallazgo literario
CRISTINA ESGUERRA.
24 ABR 2012
¿De dónde salen las voces de los personajes de una escritora que por
cada una de las tres novelas que ha escrito ha recibido importantes premios? Y
no cualquier premio, sino el Hemingway Foundation/Pen, Pulitzer y National Book
y el Orange, respectivamente. "No los invento para que encajen dentro de
la trama de ficción. Esta emerge de ellos. Son el centro de todo”,
desvela Marilynne Robinson. Y la
escritora estadounidense amplía
su secreto: "No tengo concepción alguna de los protagonistas hasta que
aparecen en mi mente como una voz. Cuando siento que la conozco sé qué estilo
de vida lleva y ha llevado, su presencia física se hace más nítida, y así
sucesivamente".
Son las palabras que envía por correo electrónico la autora de Housekeeping, Gilead y En casa, que
acaba de editar Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, la misma editorial que
la dio a conocer en España hace dos años con su novela anterior.
Robinson, nacida en Idaho en 1943, sigue dando claves sobre las voces
en sus creaciones literarias. Allí radica parte de su éxito y reconoce que las
voces que más interés le despiertan son aquellas que le plantean preguntas, las
que cuestionan su modo de pensar. El reverendo Boughton, Jack y Glory, los
protagonistas de En casa que le eran ya viejos conocidos. Boughton es el amigo y
confidente del pastor John Ames quien en Gilead, Pulitzer en 2005, escribe sus
memorias para su hijo de siete años. Pero la voz del reverendo se rehusaba a
callarse y conformarse con el papel secundario que había ejercido en la historia
de su amigo.
Pero En casa no es la continuación de Gilead. Al concluir esta última las
figuras continuaban merodeando en la cabeza de Robinson. Tan fuerte fue su presencia
en su mente que se dijo algo así como "¿por qué no escribirlos?".
Sintió que eran personajes muy completos que no habían quedado desarrollados
del todo en la historia de Ames.
La relación entre Jack, considerado por todos la oveja negra de la
familia, y su padre le exigían protagonismo. Como suele ocurrir en las novelas
de Robinson, a través de las conversaciones que se entablan entre los
protagonistas y de las constantes reflexiones de la voz que narra, en En casa, se va desenredanto la historia.
No hay grandes momentos de acción, de suspenso. Hay conversaciones entre un
padre y su hija menor, gestos y expresiones en los que este le revela que el
dolor más grande de su vida es que, explica la autora, “su adorado hijo (Jack)
es irrevocablemente solitario y autodestructivo, y siempre esta en desacuerdo
con él. Boughton asume esto como un fracaso en su labor de padre”.
La tensión de la novela viene de lo
que aún no se ha dicho. El lector es testigo de las conversaciones entre Jack y
su hermana. Llevan 20 años sin verse y ahora de adultos, sentados en la pequeña
mesa de la cocina o arreglando el huerto del jardín, entre cordialidades tan
exageradas que en ocasiones parecen teatrales, intentan conocerse y entablar
una relación. Poco a poco los hermanos van revelándose aspectos de su vida.
Fracasos... alegrías... y traen a colación recuerdos de la infancia que no
siempre cumplen el propósito de acercarlos.
“Traté de pensar en Jack como una
persona que disfruta con su propia inteligencia y su carisma, pero que al mismo
tiempo desconfía de sí mismo por culpa de ellos. Estas características le pesan
y se deja derrotar por su causa. Glory es una mujer inteligente cuya vida se ha
ceñido a su alredor. Su padre se las había arreglado para que en su vejez
ninguno de sus hijos tuviera que cuidar de él, pero la vida de Glory se ha
hecho pedazos y ella ha regresado a casa en busca de refugio y consuelo.” Así
describe Robinson a sus protagonistas. Y añade: "Lo que me interesaba de
ellos era el hecho de que, por lo que yo sabía, no había ficción alguna en la
relación entre hermanos ahora que eran adultos”.
Además de escribir novelas y ensayos,
Marilynne Robinson dirige una taller de escritura en la Universidad de Iowa.
“Lo primero que le digo a mis estudiantes es que confíen en su mente, que
valoren sus obsesiones y que creen su propio testimonio, teniendo siempre en
cuenta la diferencia entre el mundo como lo perciben y como lo ven
representado. Les hago caer en cuenta de que no van a tener mejor enseñanza que
la propia experiencia de que escriben bien. Esta suele ser conocida como el
momento en que el autor o autora descubre su propia voz.”
La norteamericana no descubrió su voz
de entrada. “De pequeña lo que quería era hacer poesía. Pero ni la escribía ni
la escribo bien”, reconoce. Robinson estudió literatura anglosajona y durante
sus años de academia se ocupó de la narrativa estadounidense del siglo XIX. En
alguna ocasión ha dicho que la manera en la que los escritores norteamericanos
utilizaban el lenguaje metafórico empezó por Emerson. Así es que cuando entró
en el programa de doctorado, empezó a escribir este tipo de metáforas "solo
para saber qué se sentía escribir en esa voz". De la recopilación de estas
metáforas surge su primer libroHousekeeping, publicado en 1980.
Su disertación de doctorado giró en
torno al Enrique VI de Shakespeare. Robinson admite que Shakespeare ha influenciado
su lenguaje y su manera de pensar, tal y como ocurre con todos los que estudian
la obra del inglés. “Sin embargo, rara vez hago alusión a él de manera
consciente. Supongo que se debe a que la cadencia de las voces en mis novelas
es muy estadounidense. El hecho es que estudiando sus obras de teatro aprendí
mucho sobre la historia y sobre el peso que ésta ejerce en las relaciones de
los hombres.”
Al igual que la cadencia de las voces
de sus protagonistas, los escenarios de las novelas de Robinson son típicamente
estadounidenses. Pero dejando las pequeñas especificidades de lado, Robinson se
ocupa de problemas enraizados en la experiencia de todo hombre. “En todas
partes hay padres e hijos, amor y alienación, amistad, iglesias, y estaciones
del año”. Y seguramente muchos estarán de acuerdo con la autora en que la
palabra casa “evoca la memoria y la reminiscencia, y también el sentimiento de
que hay un lugar en el mundo al que perteneces por completo, incluso cuando la
vida te ha llevado a otro sitio”.
* En casa. Marilynne Robinson. Traducción de Monserrat
Gurguí y Hernán Sabaté. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores.
Tomado de El País
21/06/2024
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