Estimados Amigos
Todo gobierno que se precie siempre promueve la lectura a pesar de que en la actualidad en Venezuela uno de los grupos sociales que menos lee y que peor uso del lenguaje tienen sean los políticos. Siempre les escuchas decir lo importante que es leer pero todo el mundo sabe que la lectura para ellos y para gran parte de la población es el peor de lo suplicios. En este país es más fácil ver a un político lanzar la bola inicial de un partido de beisbol que inaugurando una biblioteca.
En Venezuela donde la lectura (y la escritura) no te garantiza prácticamente nada, si no estas conectado con algún grupo de poder, las familias prefieren sacar a ese muchacho ensimismado que le gusta leer de su cuarto y ponerlo a practicar béisbol a la fuerza. Con la esperanza de que se convierta en un grandeliga, para que gane en dolares y obtenga mucho centimetraje de prensa, para que resuelva la vida de la familia y se convierta en orgullo nacional.
Por eso nos pareció curioso el planteamiento de este escrito y decidimos compartirlo con ustedes.
Esperamos disfruten del texto
Richard Montenegro
********
LA REVOLUCIÓN SILENCIOSA: LEER COMO ACTO DE REBELDÍA
Artículo publicado en el Boletín de la Red de Bibliotecas Municipales de Salamanca (su web aquí),
en el nº 55 de su 2ª época (diciembre 2011). Excelentes bibliotecas.
Bibliotecarias estupendas y profesionales maravillosas. Y comparto
tribuna con Antonio Muñoz Molina. Os podéis imaginar que me siento feliz
feliz y muy honrado.
Espero que el artículo os interese (y os guste, claro).
LA REVOLUCIÓN SILENCIOSA: LEER COMO ACTO DE REBELDÍA
Podría decir que leo por costumbre, pues leer es un hábito que arraigó en mí desde bien niño y que he seguido cultivando a lo largo de mi vida.
También
podría asegurar que leo por placer: son muchas las páginas que disfruto
intensamente, muchas las que me han dado un gozo inolvidable.
Incluso podría afirmar que leo por puro egoísmo, porque leer es una experiencia honda, íntima, que me alimenta y calma mi sed.
En verdad todo esto podría decir. Y decirlo sin mentir: porque leo por hábito, leo por placer, leo por egoísmo.
Pero
pienso que el motivo último de mi militancia en el equipo de los
lectores recalcitrantes es porque leer, hoy en día, se ha convertido en
una actividad revolucionaria. Leer es un modo de rebeldía, un frente
abierto contra el conformismo, una guerra de guerrillas contra los días
grises y las noches frías.
Leer frente al ritmo.
Vivimos
de manera trepidante, con los bofes fuera, siempre a la carrera y sin
un instante para recuperar el resuello. Estos son los días que dicen que
nos han tocado: días de frenético tejer/destejer, de agotamiento
crónico y de velocidad sin tregua.
Días
en los que no hay tiempo para el cese del movimiento, la parada, la
quietud: mirar cómo las hojas amarillean y caen de los árboles, ver cómo
el viento las arrastra, palpitar con el atardecer, sentarse en la calle
y sentir cómo el frío se clava en la piel. Sentir, mirar, parar.
Frente al ritmo atropellado de los días leer se convierte en un acto de rebeldía: sentarse y abrir un libro es detener el reloj, es abrir una puerta que da a otro tiempo, a otros días, a otras vidas.
Leer
es un insólito acto de rebeldía, un palo entre las ruedas del engranaje
incesante, un torpedo en la línea de flotación de la maquinaria que
alimenta la cinta sinfín bajo nuestros pies.
Leer es romper el espejo, hacerlo añicos, y cruzar al otro lado.
Leer frente al ruido.
Estos
días que vivimos no tienen cabida para el silencio: el ruido, todo él,
habita entre nosotros. Ruido en la calle, ruido en las casas, ruido en
los corazones; pantallas que hablan, motores que suenan, ascensores que
desafinan... no hay un hueco de silencio entre la mañana y la noche ni
entre la noche y la mañana.
El
perpetuo ruido se ha incrustado en nuestra cabeza, como un taladro ha
llegado al centro de todo y allí se ha convertido en un zumbido
constante, severo, contumaz.
Es
más: el ruido que hemos tragado y tragado y tragado ahora nos habita y
mana, incluso, de nosotros. Ni siquiera bajo el agua es uno capaz de
sentir la blanca estepa del silencio, de percibir la sólida presencia
del silencio, de dejarse acariciar por el teciopelo suavísimo del
silencio.
El ruido es el rey de nuestros días.
Y frente al ruido incontenible leer se convierte en un acto de rebeldía:
sentarse y abrir un libro es acallar todas las voces estridentes, es
quebrar la continuidad del ruido, meterlo en un saco y lanzarlo al fondo
del pozo y entonces permitir que, de nuevo, aparezca el silencio. Abrir
un libro es tumbarse en una pradera en calma, territorio fértil para
soñar historias, para imaginar, para escuchar y escucharnos.
Abrir
un libro es llenar el mundo de silencios, de esos silencios
imprescindibles para la emoción, para sentir que respiramos, que
cerramos los ojos, que somos.
Leer frente al dogma.
Son
tiempos de uniforme, son tiempos de globalizar(nos), son tiempos de
cáscaras brillantes y fondos someros. Son tiempos de pocas preguntas y
mucho dogma: este es el mundo que nos ha tocado vivir, resignación.
Y
estos son los días que vivimos, días de idénticos gustos, de idénticos
deseos, de idénticos pensamientos, días en los que la fábrica de ideas
alumbra eslóganes futiles y vistosos para alimentar nuestras bocas y
rellenar de palabras prefabricadas nuestros sueños. El deseo, nuestro
deseo, está en manos del mercado y en este teatrillo nosotros somos los
títeres que habitan en un sueño. O en una pesadilla.
La doctrina entra por el ojo y la oreja y se agarra firme adentro. El mercado nos hace iguales: somos carne de tarjeta visa.
Y frente al adoctrinamiento exitoso leer se convierte en un acto de rebeldía: sentarse y abrir un libro es alimentarse de palabras, es rumiar ideas, es discutir y reflexionar y pensar y crecer y criticar.
Así
pues, leer es un enorme acto de rebeldía que nos hace críticos,
inconformistas, diferentes, preguntones, inquietos... Leer es romper la
maquinaria de los moldes iguales, de las identidades manipulables, de la
carne de mercado. En especial leer esos libros que no alimentan las
calderas de ese mercado.
¡Si
hasta se pueden leer libros gratis cogidos en préstamo en las
bibliotecas públicas! ¡Dónde se ha visto acción tan revolucionaria en el
reinado del consumismo y la globalización!
Son
tiempos incomprensibles, nos dicen. Pasan cosas inevitables, insisten.
Nada podemos hacer, afirman. Y mientras tanto nos invitan a sentarnos y
ver pasar los días: resiste, aguanta, agacha la cabeza, un poco más,
resiste, aguanta, mira la televisión... tú aún eres de los afortunados,
te recuerdan. Resiste. Aguanta.
Y
quieto, no vayas a mover ni un dedo, ni pestañees, no sea que se altere
el universo, se rompa el equilibrio, se abran las compuertas y te
arrastre la corriente hasta lo hondo.
Sasha Grey leyendo |
Frente a la quietud humillante leer un libro se convierte en un acto de rebeldía:
coger un libro activa el músculo, activa el ojo, activa el cerebro,
activa la voluntad de ser partícipe, la responsabilidad, la implicación
de quien lee. El libro exige al lector, da por ciento lo que exige pero
exige. Pide ¡calla!, pide ¡escucha!, pide ¡atento!... y el lector
participa y se hace responsable de eso que sucede en ese instante de
lectura. Ser responsables y protagonistas de lo que nos sucede es, sin
lugar a dudas, la mayor de todas las rebeldías imputables al libro.
Sí, podría decir que leo por hábito, que leo por placer, que leo por egoísmo.
Pero
cada vez estoy más convencido de que leo porque pertenezco a la
Resistencia, porque soy un rebelde. Y pienso que hay muchas cosas
todavía que deben cambiar. Con un libro en la mano soy peligroso:
pienso, sueño, hago preguntas, soy responsable, habito el tiempo...
inicio la revolución silenciosa que hará otro mundo mejor.
Seguro.
PD:
meses después de su publicación y difusión en español, el texto ha sido
traducido al italiano y publicado en (bicizen.it) por mediación de
Tiziana Cristiani y con traducción de Simona Fiscale. Podéis leerlo aquí.
Tomado de La página de Pep Bruno
Gracias por este buen articulo pero cada dia más dificil, se ha sutituido el titulo por la cultura.
ResponderEliminarGracias a ti Gustavo por la visita. Desde aquí continuaremos con nuestra labor. Ten un buen 2021!
Eliminar