miércoles, 9 de septiembre de 2020

EL LAUREL Y LA PIEDRA De CÉSAR SECO: una línea apolínea





Reseñas

EL LAUREL Y LA PIEDRA: una línea apolínea

por Rafael Garrido

El Laurel y la Piedra es un libro escrito, tengo la impresión, desde una línea apolínea, en la que resalta una mirada al hombre, con la esperanza puesta en la fuerza renovadora de un mito como el de Apolo, significativo y valioso no sólo para nuestra vida psíquica, sino también para el conocimiento del hombre, porque lo que sentimos y palpamos en este libro es eso: el hombre con todas sus vicisitudes, sus límites, sus dolores y sus problemas, tanto sociales colo familiares.

El Laurel y la Piedra nos mete en un laberinto del que salimos, curiosamente, gracias a Hermes, hermano de Apolo. Para un estudioso del mito griego, como Jerome S. Bruner, este libro sería un verdadero banquete, para mí, en cambio, es un enigma, un laberinto. En "Hermes inicia a Perseo", se lee: "Si hoy te bañas en la crátera/ y el licor secreto/ te separa de tu antes,/ recuerda:/ no habrá dicha/ sino el horror de ser vencido. // Ya el fuego cumple: nada sabes. // La noche se quema en su río. / El agua se escaparnos otro fuego. // Y la orilla alcanzada / la miras en éste,/ tu igual bajando góndola tus cenizas".

Para el lector aguafiestas, este libro sería una mentira, un engaño. En su descargo, copio aquí esté argumento de Reyes: "quien reacciona ante el engaño del arte, es porque ha superado el nivel de la vulgaridad, es porque ha logrado incorporar el arte entre las demás realidades de su vida. 

¿Subordinación a la obra ajena? Entendámonos, atención a las más excelsas manifestaciones humanas, lo cual es muy distinto". Pero dejemos a Reyes tranquilo. Veremos mejor otro poema: "Qué puede un hombre cuando sobre él hace ovillo la moira./ No saberlo enciende mi cuerpo por un instante. / El cielo dibuja un árbol y el rayo lo derriba./ Nada temo. Asisto a un sueño más./ Aquí mi lago, mi asilo de vivo muerto. / Insisto en alcanzar el fruto ajeno. / Diga él, mi negligente Padre, la última palabra./ Diga, si puede, si soy en todo caso su ansiada enfermedad: / La duda".

Prescindiendo de la critica aguafiestas, la recibida siempre, como el cobrador de alquileres, recelosamente y con las puertas a medio abrir, no sé, este libro puede resultar una desgracia y tiene un nombre: Aquiles o Sisifo. Según Camus, Sisifo, se mueve en un formulo infernal del que no puede salir, en el que da vueltas mientras dure la vida. La muerta apaga el circulo, pero no lo libera: "Será / si ahora levantas/ y corres con tu miedo. / No de la noche / sino de una orilla de tu cuerpo,/ la piedra se desprende / y te persigue/ cuesta abajo./ Cae al fondo de ti, hecha polvo".

Otra desgracia, sin duda, es Aquiles. Lo heroico, como la vanidad, irrumpe: "Algo exacto, injusto, hace padecer mi vanidad. / Ese algo es mi nombre : Aquiles. / Soy este nombre. Soy uno y cualquiera./ Cualquiera de nuevo tras las naves. / Nada es libre de desgracia, mi nombre es la desgracia./ ¿A quién puedo llamar madre?/ ¿Qué voces derriban mi tienda?/ ¿Qué viento da vueltas en mi talón?/ Esta vez la historia no tiene principio: no es la última./ Espadas y escudos no destilan el rojo de los hombres./ El Sol ha esquivado este día./ Es de noche, nada veo. Avanzo y no me siento;/ escribo en una columna de mármol/ ¿Quien me espera? ¿Quién corre hermoso tras la muerte?/ Venceré. Soy el temor del otro".

El Laurel y la Piedra es un libro que, con sólo que nos guste, diría Reyes, ya hemos aprovechado. Leerlo es pensar en una hazaña de Hermes, hermano de Apolo, porque César Seco, poeta nacido en Coro en 1959, no sólo sigue una línea apolínea, sino que también nos engaña y se conecta con Hermes, pues ambos hermanos vehiculan fuerzas qué persisten en su afán y sentido.

revista La Oruga Luminosa números 19-20. San Felipe. Octubre, 1992.

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César Seco (Coro. Estado Falcón. Venezuela, 1959). Poeta, ensayista y editor. Fundador de la Casa de la Poesía "Rafael José Álvarez" y de la Bienal de Literatura "Elías David Curiel". Director de la Revista OIKOS. Formó parte del grupo literario Cráter. Ha sido galardonado dos veces con el Premio Municipal de Literatura de la Alcaldía de Miranda del Estado Falcón (1993 y 2000). Con el libro El Viaje de los Argonautas y otros poemas obtuvo el Premio de Poesía Bienal de Literatura "Ramón Palomares" (Trujillo, 2005). Fue colaborador del Suplemento literario Verbigracia del Diario El Universal. Integra la redacción de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo. Ha publicado El Laurel y la piedra (1991), Árbol sorprendido (1995). Oscuro ilumina (1999), Mantis (2004). Ha sido invitado a eventos literarios tales  como la Semana Internacional de la Poesía en Caracas (1999). I Encuentro Internacional de la Revista Poesía (Valencia, 2002), la Feria Internacional del Libro: (Mérida, 1999), (Maracaibo, 2002), Caracas (2003), el I y II Festival Mundial de Poesía (Caracas 2004, 2005) y la Feria Internacional del Libro de la Habana (Cuba, 2006).


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