viernes, 1 de octubre de 2021

“A LA ORILLA DE LOS DÍAS”, DE ELEAZAR LEÓN

 



Crónicas del Olvido


“A LA ORILLA DE LOS DÍAS”, DE ELEAZAR LEÓN

**Alberto Hernández**

1.-

La última vez que vi a Eleazar León fue en una presentación de nuestro catálogo de La liebre libre en una librería de Caracas de la que no recuerdo ahora su nombre. El presentador era Adriano González León, quien se “disparó” un discurso maravilloso, brillante, envidiablemente poético.


Allí estaba Eleazar. Esa tarde recordamos los pocos momentos cuando nos encontramos en la UCV y en Sabana Grande. Lo conocí gracias a mi amigo José Antonio “Nono” Sucre. Después nos atajamos con otros condescendientes licoreros en librerías como Suma, Cruz del Sur o en los botiquines o bares del pequeño planeta que cobijaba a los habitantes de aquella Caracas.

Ese día de la presentación Adriano, vuelvo a decir, se botó con sus palabras. Ensoñado, visiblemente tocado por la magia de unos whiskies y por su extraordinaria capacidad para decir, conversar e hipnotizar al público con su belleza verbal.

Allí estuvieron Simón Alberto Consalvi, Sofía Ímber, Mercedes Ascanio, Alfredo Chacón, Hernán Zamora, Beatriz Alicia García, Eduardo Casanova, Alejo Urdaneta, Yolanda Pantin y, por supuesto, Harry Almela y Rosana Hernández Pasquier, con quienes hicimos equipo para lograr ese milagro de publicar más de cien autores de este patio y de otros más que no era el nuestro. Unos entraban y salían, pero cuando Adriano tomó la palabra nos dejó en el sitio por los veinte minutos que duró su disertación sobre La liebre libre y sus títulos.




Y allí estaba Eleazar. Su baja estatura. Su mirada lenta. Su saludo. El poeta y ensayista. El profesor universitario. El que estuvo en la renovación de su alma mater. El que compartía parsimoniosamente entre algunos tragos y mucha poesía.

2.-

“A la orilla de los días” (Fundarte Cuadernos de difusión N° 78, Caracas, 1982) recoge muchos temas. Es un libro de ensayos cortos en los que Eleazar León nos regala su visión de mundo y de vida. Es un libro que se lee como si se saboreara una fruta.

Aquí la poesía, los que la escriben, la invención artística, la estética, constituyen una preocupación que hace sentir lo mismo que el autor. Es un libro donde se evidencia una poética, una extrema poética en la que León deja su testamento. Texto limpio, bien sazonado, una escritura en la que los sonidos alternan con los asuntos que toca.

“A la orilla de los días” expresa ese momento, el último momento de nuestro saludo. Creo que Eleazar andaba en una suerte de despedida. Silencioso, alejado, retirado un poco de los temas diarios bajo el sol. Una vez iniciado el evento, Eleazar, quien andaba acompañado de una dama, se retiró y no se despidió. Lo vi alejarse con ella. Se me perdió después de una puerta.
Ahora está de nuevo frente a mí en este hermoso libro. En esta vocación de decir en las páginas, de vaciar su relato existencial, su conocimiento del habla y el silencio.

3.-

En este tomo, el que tengo a mano, Eleazar León se pasea por una treintena de ensayos en los que están presentes personajes como Vallejo, Hölderlin, Poe, Borges, Dylan Thomas, Moctezuma, Quevedo, Palomares, Van Gogh, Cesaire, Guillermo Sucre, Cadenas, Ramos Sucre, Basho, entre otros, quienes transitan felizmente por las páginas y dejan en el lector un aviso entre crónica y relato. El ensayo es un recado abierto, libre, poético, sujeto al albedrío de quien le dicta, desde la luz o la sombra, las imágenes que vemos, olemos o tocamos en este libro.

A la orilla de cada lectura siempre habrá un lugar para continuar las historias que reconocemos como sabiduría. A la orilla de las noches y los días habrá tiempo para estar con Eleazar León, quien sigue desandando los pasillos de nuestro mapa literario.

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Alberto Hernández. Fotografía de Alberto H. Cobo.


Alberto Hernández, es poeta, narrador y periodista, Fue secretario de redacción del diario El Periodiquito. Es egresado del Pedagógico de Maracay con estudios de postgrado de Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. Es fundador de la revista literaria Umbra y colabora además en revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Ha publicado un importante número de poemarios: La mofa del musgo (1980), Última instancia (1985) ; Párpado de insolación (1989),  Ojos de afuera (1989) ganadora del 1r Premio del II Concurso Literario Ipasme; Nortes ( 1991), ; Intentos y el exilio(1996), libro ganador del Premio II Bienal Nueva Esparta; Bestias de superficie (1998) premio de Poesía del Ateneo de El Tigre y diario Antorcha 1992 y traducido al idioma árabe por Abdul Zagbour en 2005; Poética del desatino (2001); En boca ajena. Antología poética 1980-2001 (México, 2001);Tierra de la que soy, Universidad de Nueva York (2002). Nortes/ Norths (Universidad de Nueva York, 2002); El poema de la ciudad (2003). Ha escrito también cuentos como Fragmentos de la misma memoria (1994); Cortoletraje (1999) y Virginidades y otros desafíos.  (Universidad de Nueva York, 2000); cuenta también con libros de ensayo literario y crónicas. Publica un blog llamado Puertas de Galina. Parte de su obra ha sido traducida al árabe, italiano, portugués e inglés. 



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