miércoles, 23 de agosto de 2023

Dos novelas de Eduardo Casanova: “LA NOCHE DE ABEL” Y “EL SOLO DE SAXOFÓN”

 



Crónicas del Olvido

Dos novelas de Eduardo Casanova:

“LA NOCHE DE ABEL” Y “EL SOLO DE SAXOFÓN”


**Alberto Hernández**

1.-

He releído dos novelas cortas de Eduardo Casanova: “La noche de Abel” (Monte Ávila Editores/ Colección Continente, Caracas, 1991) y “El solo de saxofón” (Círculo de Escritores de Venezuela, Caracas, 2000), y me he complacido por la belleza de la primera y por el humor de la segunda. En ambas, dos maneras de narrar, de decir desde la ficción, desde la inventiva, de la imaginación.

En la primera Eduardo Casanova relata las últimas horas de la vida del mariscal Antonio José de Sucre, quien habla con Abel como él mismo, desde el reflejo de un yo en el que tanto el personaje histórico venezolano se vierte en el bíblico, desde la voz de Bolívar cuando al ser asesinado al cumanés exclamó: “¡Han derramado la sangre de Abel!”.

Sucre es “Antonio” y Antonio es “Abel”. Dos personajes que se traducen en uno. Y desde el genésico la seguridad de que iban a matar al Mariscal. Y Antonio, desde la duda, pero también certidumbre de que tenía que morir para dejar la impronta de su personalidad como hombre de bien, como héroe inmaculado. 

Los diálogos:

“-Yo no tengo enemigos.

-Sí los tiene, General, y quieren matarlo”.

(…)

“-El arma ya está en la mano, General.

Antonio sonrió en silencio.

-Desde hace mucho tiempo”.

(…)

“Abel está junto a él, en la ventana. La ventana junto a Abel.

-¿Es inevitable?

-Ahora es inevitable. Tiene que ser.

(..)

“…Tú y yo, Abel, seguimos siendo niño.

-Por eso te van a matar.

-¿Y a ti no te mataron?

-Y a Cristo”.

(…)

“-Esas son las instrucciones de Caín.

-¿Tienen que ser cumplidas?

-Seguramente, Antonio. Es necesario. Lo fue también hace algún tiempo cuando mataron a Cristo.

-Me dijiste que tú fuiste Cristo.

-Y también tú”.

(…)

“-Tengo miedo- se atrevió, por fin a decir.

Abel se quedó en silencio”.

(…)

"Abel se dio cuenta de que Antonio flaqueaba.

-El pecado original se repitió aquí, Antonio, y se sigue repitiendo día a día. Ya no es pecado, ahora es crimen”.

Eduardo Casanova narra con destreza. Construye los diálogos con destreza. Rompe con el tiempo y funda varios tiempos. Deja que los personajes hablen, se descarguen: digan su historia, la que vivieron, la que murieron. Pero lo que más atrapa al lector, más allá de la maestría narrativa, es la belleza que esgrime su escritura. Los dos personajes se recrean. Se refundan. Abel asesinado por su hermano y Antonio sacrificado por aquéllos que él creí eran parte de la misma lucha, los mismos que conspiraban contra Bolívar. 

Esta novela de Casanova Sucre merece una nueva lectura.

2.-

Si bien “La noche de Abel” es una novela donde el autor trabaja con personajes ´reales´, ´históricos´, en “El solo de saxofón” la ficción se convierte en una ´realidad’ cuyos personajes se confirman en las costumbres pueblerinas, donde suelen ocurrir eventos como los contados por el narrador o por cualquier hijo de vecino. Es decir, se trata de sujetos referenciales que son comunes en los pueblos donde se crean mitos, leyendas, rumores, relajos, grandezas y admiraciones producto de la ignorancia y la desinformación.

“El solo de saxofón” es una demostración de la calidad narrativa de Casanova, quien se vale del humor, de la parodia y las paradojas. Un relato hiperbólico tan bien trabajado que el lector se lo cree y lo disfruta porque en los actantes se descubren los tantos sujetos que han existido en nuestros caseríos y pueblos donde reinan, ya dicho, la ignorancia y la exagerada admiración por un  sujeto extranjero, que dice ser maestro de saxofón pero que nunca aprendió a tocarlo. Una historia en la que se aborda el tema de una comunidad que admira lo que no se conoce. Que también ha sido engañada. Que también forma parte de un “poder” porque la ceguera y la sordera forman parte de las costumbres, del mutismo de la misma realidad circundante, creada por quienes siempre han creído ser ese poder.

Aquí, varios fragmentos de esta obra donde no falta el humor cáustico de Casanova:

“El saxofonista, el maestro Amazzagatti, infla y desinfla los carrillos mecánicamente, como soñando, como navegando en otras aguas o sobrevolando otras colinas o recorriendo de memoria los paisajes de su nativa Italia, su tierra de viñedos y soles amarillos, o de Suiza, ese mundo de montañas y de nieve puntiaguda que dejó una tarde para hacer la América…”

(…)

“Solamente el maestro Amazzagatti sabe que su saxofón es mudo. Siempre ha sido mudno como las piedras toscana, pero nadie lo ha notado. O casi nadie, porque una vez dos músicos jóvenes osaron afirmarlo y tuvieron que dejar el pueblo…”. 

Tatatuy es el pueblo donde se instaló el italiano que, por su fama, fue contratado por la retreta donde hacía falta un saxofón…pero el maestro nunca fue maestro de nada. Sólo soplaba en medio del ruido que hacía la retreta y quedaba como si hubiese ensordecido con su belleza los oídos de los vecinos de la población. No ensayaba, cobraba, follaba con una vecina, vivía a costillas de todos, porque era el maestro. Seguía siendo el maestro venido de Italia. Hasta que todo se descubrió y tuvo que salir de Tatatuy con el saxo en la cabeza…El día del gran concierto con la asistencia de autoridades del país, el instrumento no sonó. No sonó y el maestro fue descubierto.  

“Y entonces ocurrió lo que sólo el tiempo presentía: el saxofón era mudo. Mudo como las piedras y las nubes y los recuerdos lejanos. De su cuerpo de serpiente congelado salió sino un leve pujido, una especie de último suspiro de bufón acompañado a medias por la tímida sonrisa del viejo Amazzagatti. Continente decrépito derrumbado que viene a despedirse con aquel pujido final, un pujidito inocente y casto que apenas se atreve a elevarse como pícato venido en medio del más cristalino de todos los silencios, de las miradas más sombrías y solemnes”.

Habían sido décadas de mudez, en medio de homenajes, reconocimientos, alegrías…hasta que se descubrió todo.   

3.-

Dos novelas que no se tocan. Dos maneras de crear historias en las que nuestro autor luce su maestría como novelista. Dos historias en las que Eduardo Casanova logra resumir el caudal de su entrega a la ficción, a la imaginación, a unos personajes que lo habitan y que ha logrado entregarlos a los lectores para que escojan y puedan pasearse por sus vidas.



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Eduardo Casanova



Estudió Derecho y Letras en la Universidad Central de Venezuela y en la Universidad Nacional de Buenos Aires. En 1963 se estrenó su obra teatral Barrabasalia, escrita en colaboración con Arturo Uslar Braun, en 1975 se estrenó su comedia "El solo de saxofón". Luego, en 1968, recibió su título de abogado. Presidente de la Fundación para las Artes del Distrito Federal (Fundarte), 1984. Director del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG), 1984-1987. Premio Guillermo Meneses por su obra narrativa (2000). Presidente del Círculo de Escritores de Venezuela, 1999 y 2001.  


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Alberto Hernández. Fotografía de Alberto H. Cobo.


Alberto Hernández, es poeta, narrador y periodista, Fue secretario de redacción del diario El Periodiquito. Es egresado del Pedagógico de Maracay con estudios de postgrado de Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. Es fundador de la revista literaria Umbra y colabora además en revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Ha publicado un importante número de poemarios: La mofa del musgo (1980), Última instancia (1985) ; Párpado de insolación (1989),  Ojos de afuera (1989) ganadora del 1r Premio del II Concurso Literario Ipasme; Nortes ( 1991), ; Intentos y el exilio(1996), libro ganador del Premio II Bienal Nueva Esparta; Bestias de superficie (1998) premio de Poesía del Ateneo de El Tigre y diario Antorcha 1992 y traducido al idioma árabe por Abdul Zagbour en 2005; Poética del desatino (2001); En boca ajena. Antología poética 1980-2001 (México, 2001);Tierra de la que soy, Universidad de Nueva York (2002). Nortes/ Norths (Universidad de Nueva York, 2002); El poema de la ciudad (2003). Ha escrito también cuentos como Fragmentos de la misma memoria (1994); Cortoletraje (1999) y Virginidades y otros desafíos.  (Universidad de Nueva York, 2000); cuenta también con libros de ensayo literario y crónicas. Publica un blog llamado Puertas de Galina. Parte de su obra ha sido traducida al árabe, italiano, portugués e inglés. 


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